Pescadores de hombresMuestra

Los Cielos abiertos

En el Nuevo Testamento podemos ver los relatos de cuando Jesús llama a siete de Sus doce discípulos: Pedro, Andrés, Juan, Jacobo, Mateo, Felipe y Natanael.

A los cuatro pescadores les dijo que lo siguieran y les dio la promesa de que los haría pescadores de hombres.

A Mateo y a Felipe, Jesús solo les dijo: «Sígueme».

Pero a Natanael le prometió algo más.

Cuando Natanael se acerca a Jesús, el Señor le demuestra que conoce la esencia de su alma al decirle que eraun verdadero israelita con una vida de integridad. Natanael piensa que Jesús lo conocía de alguna parte, pero el Señor le dice la ubicación donde se encontraba antes de que Felipe lo llamara. En ese momento Natanael se da cuenta de que no hay manera de que Jesucristo conociera esa información. Y lo proclama el Rey de Israel.

Es importante que notemos que Jesús dice que Natanael es un verdadero israelita y que Natanael lo proclama Rey de Israel. Esto nos comprueba sin lugar a dudas que Jesús conocía en verdad el interior y la esencia de las personas.

El Señor te conoce. No pienses ni por un momento que se equivocó al llamarte. Sabe dónde estabas antes de que lo conocieras. Y aun así te invitó a formar parte de Su equipo de pescadores de hombres y hacedores de discípulos.

Lo que Jesús le prometió a Natanael fue que vería cosas mayores que esa. Podemos decir con confianza que Jesús cumplió Su promesa y que, definitivamente, Natanael vio cosas mucho mayores que esa.

Lo que sea que el Señor te haya prometido cuando te llamó, con toda seguridad lo cumplirá.

Pero el asunto no termina allí. A Natanael y a todos los discípulos les promete algo maravilloso: que verían abrirse el Cielo y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre Jesús mismo, lo cual es una referencia directa al encuentro que tuvo Jacob con Dios en Betel cuando huía de Esaú e iba rumbo a Harán.

Si aceptas la invitación de Jesús a seguirlo, tal como le prometió a Natanael, verás cosas más grandes que las que has visto hasta ahora. Y como les prometió a todos: a través de Él tendrás acceso directo al Padre y al Cielo.

Señor Jesús, acepto tu invitación a seguirte. Gracias por tus promesas y porque sé que se cumplirán. Muéstrame cosas mayores. Quiero ver el Cielo abierto y conectarme contigo y el Padre. Hazme un pescador de hombres.