Más espeso que el aguaMuestra

¿Qué opinas del cambio? Su respuesta puede depender del tipo de cambio. ¿Actualizarte con el último iPhone? ¿Ir al colegio en auto? ¿Mudarte a una habitación más grande? Son cambios que podemos aceptar. Pero, ¿cambiar de colegio? ¿Que tus padres se divorcien? ¿Perder a un familiar cercano? Son cambios a los que preferiríamos no enfrentarnos. La realidad es que la vida está llena de cambios, pero los cambios no siempre son fáciles. Cuando nos enfrentamos a un cambio para bien o para mal, una cosa que podemos recordar es que Jesús nunca cambia. Su carácter, su amor, su gracia, su presencia en nuestras vidas... siempre serán los mismos. Su promesa de estar siempre con nosotros nunca cambia.

En medio de tratar de hacer frente a los cambios en tu hogar o familia, encuentra esperanza en el hecho de que Jesús sigue siendo el mismo. Hoy, escribe este versículo para ayudarte a concentrarte en Aquel que nunca cambia.