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Día 19: Cartas del Nuevo Testamento (contexto literario)

¿Alguna vez has intentado leer las cartas del Nuevo Testamento y te has encontrado perdido o te has preguntado: "¿De qué diablos está hablando Pablo?" ¡No eres el único! Incluso al apóstol Pedro le resultaba difícil leer las cartas de Pablo (ver sus comentarios en 2 Pedro 3:15-16). Pero si comprendes el contexto literario, puedes aprender a leer estas cartas con más sabiduría y perspicacia.

Es importante recordar que en el mundo del primer siglo, la mayoría de las personas no leía, así que los apóstoles diseñaron estas cartas para que se leyeran en voz alta (ver Colosenses 4:16 y 1 Tesalonicenses 5:27). Las cartas habrían sido leídas por las personas que las entregaron, como Febe en Romanos 16:1-2 o Tíquico en Colosenses 4:7 y Efesios 6:21. Se leen más como discursos escritos, lo que en realidad nos da una perspectiva útil sobre cómo leerlas.

Los apóstoles adoptaron y adaptaron el formato común de las cartas del primer siglo comenzando sus cartas con un saludo, una oración de acción de gracias o una bendición. Por lo general, llenaron esa introducción con las palabras clave, las ideas y los temas que planeaban desarrollar en toda la carta.

Cuando entras a la parte principal de la carta, hay algunas habilidades que puedes perfeccionar para ayudarte a captar el sentido:

1. Aprende a dividir la carta en secciones y párrafos más pequeños. Piensa en estos elementos como si fueran los bloques de construcción básicos, cada uno con su idea principal.
2. Comienza a rastrear palabras e ideas repetidas dentro de cada párrafo. Luego puedes rastrear las palabras que vinculan todos los párrafos.
3. Fíjate en las palabras clave de transición que vinculan todos los párrafos, palabras como "por lo tanto", "debido a esto" o "sin embargo".

Antes de que te des cuenta, estarás trazando el hilo conductor de la idea principal a lo largo de la carta de principio a fin. Estas cartas no son una colección aleatoria de ideas teológicas. Son discursos cuidadosamente elaborados, escritos en forma de carta, que desarrollan un conjunto coherente de ideas de principio a fin. Requiere esfuerzo, pero si eres diligente, podrás leer las cartas del Nuevo Testamento con más perspicacia que nunca.