La Bendición Del TiempoMuestra

Tiempo de perder

Al leer estas palabras, de inmediato tenemos la impresión de que es un tiempo negativo que nadie desea ni espera. Pensamos que un tiempo de pérdida es un mal tiempo. Si contrastamos ese tiempo con el tiempo de ganar, entonces nos inclinamos hacia este último, porque ganar es algo que todos anhelamos. Creo que, hablando de manera general nadie desea perder.

No obstante, hay momentos en la vida que perder es preámbulo de ganancia. En la matemática de Dios, y en relación a las cosas eternas, perder es ganar. Jesús dijo: “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.” Jn. 12:25 Así que, repensemos la expresión y démonos cuenta que la pérdida es, en ocasiones, ganancia.

Cuando el apóstol Pablo viajaba en una nave hacia Roma, les sobrevino una tormenta. La historia la encontramos en el capítulo 27 del libro de los Hechos. Lo que quiero resaltar de esta experiencia de naufragio, es que tuvieron que arrojar al mar muchas cosas y darlas por pérdida, con el objetivo de poder salvarse ellos. En esos momentos la lucha por la sobrevivencia era tan fuerte que no pensaron dos veces el valor de lo que perderían sino de lo que ganarían, es decir sus propias vidas.

Hay cosas que perdemos en la vida de manera involuntaria, cosas como la pérdida de un ser querido, un trabajo, la casa, la salud, etc. Es tiempo de pérdida y, aun cuando no es un tiempo fácil, los cristianos tenemos la bendición de tener a Dios a nuestro lado. Él llena esos espacios, nos consuela, y fortalece nuestra alma para que confiemos y esperemos en su bendita gracia.

Pero hay pérdidas que deben ser voluntarias porque hay cosas que tenemos que perder para ganar cosas mejores. Hay relaciones tóxicas que es mejor tomar la decisión de perderlas, amistades que no lo son y que no añaden bendición sino mal a nuestras vidas. Hay que perderlas. Hay ocasiones en que tenemos que alijar nuestra barca, porque hay cosas que hacen más mal que bien.

Hay hábitos que debemos perder, costumbres que chocan contra lo que Dios quiere para nosotros. Hay pensamientos que tenemos que arrojar de nuestra mente si queremos tener una mente que glorifique a Dios y que esté alineada con sus pensamientos. Mirémonos a nosotros mismos, sigamos el consejo de Jesús, porque hay vigas en nuestros ojos que tenemos que sacar en lugar de estar buscando sacar la paja del ojo del hermano.

Perdamos aquello que nos aleja del Señor, aun cuando nos cueste, porque hay pérdidas que a la postre serán para ganancia.