La Bendición Del TiempoMuestra
A su tiempo
No sé si has escuchado la enseñanza acerca del bambú japonés, así que quiero compartirla contigo. Esta planta se siembra pero no va a salir fuera de la tierra hasta que hayan pasado siete años. Durante ese tiempo, la impaciencia del agricultor puede ser fatal para la planta, porque en algún momento va a dejar de abonarla y echarle agua.
Para el agricultor que conoce cómo es su crecimiento, la fe y la paciencia serán vitales para ver los resultados que se esperan. Al cabo de los siete años, el bambú empieza a emerger de la tierra y en solo seis meses, en un crecimiento rápido, puede alcanzar hasta treinta metros de altura.
Durante siete años, el bambú estuvo desarrollando un sistema de raíces fuertes que le permitirían sostener una planta de tanta altura. El abono y el cuidado para la planta aun cuando no se veía ningún adelanto, fueron cruciales para el éxito de su crecimiento.
Tomando como ejemplo esta verdad asombrosa sobre el crecimiento del bambú, aprendemos una gran lección para nuestras vidas. A veces vemos hermanos en la fe, cuyas vidas son como la de un bambú en su máximo crecimiento. Pensamos que ese crecimiento se ha dado en poco tiempo y no nos percatamos del tiempo de abono y buen cultivo que han tenido sus vidas a partir de su encuentro con Cristo.
El apóstol Pablo estuvo, aproximadamente, catorce años desaprendiendo lo que había en su mente acerca de la justificación por la ley, para aprender la sublime verdad de la gracia. El gigante que vemos en sus epístolas y en las iglesias que formó y desarrolló, no emergió al poco tiempo de su conversión. Requirió de tiempo de reflexión, de estudio de las Escrituras, de oración, de búsqueda de la revelación de Cristo para su vida.
El resultado de ese tiempo dedicado a conocer mejor a Aquél que se le apareció en Damasco, fue el de un Pablo crucificado juntamente con Cristo, dedicado en cuerpo y alma a servirle con todas sus fuerzas. Lo que aprendió Pablo, hablando figurativamente y usando el ejemplo del bambú, en sus siete años debajo de la tierra, fue la clave para la estatura que alcanzó en Cristo para su gloria y su servicio.
Las cosas que queremos de manera apresurada, el querer convertirnos en maestros de la noche a la mañana, el anhelar alcanzar posiciones, la queja porque no somos como otros que ya están más crecidos en el Señor, son evidencia de que no estamos creando un sistema de raíces que nos ayuden a crecer de manera adecuada en el Señor.
El conocimiento que adquirimos en la Palabra, la búsqueda del rostro del Señor, el tiempo que dedicamos a buscarle de corazón, son abono y agua que nos van haciendo desarrollar fuertes raíces que harán que nos desarrollemos y crezcamos a la estatura de nuestro amado Salvador.
Escrituras
Acerca de este Plan
El tiempo es oro, una expresión que hemos estado escuchando desde niños, que guarda una verdad incuestionable. Es mucho lo que se ha dicho sobre el tiempo, pero nunca será lo suficiente si se trata del valor que este recurso dado por Dios, tiene para los seres humanos. En este plan dejaremos que la Palabra de Dios nos hable sobre la bendición del tiempo.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/grettchen.figueroa