La Bendición Del TiempoMuestra
Tiempo de espera
Me imagino que habrás tenido la experiencia de hacer una llamada telefónica en la que tienes que escuchar una melodía, una vez tras otra, porque el tiempo de espera para que te atiendanes interminable. En esos casos, o cuelgas porque te cansas de esperar o, con toda la paciencia del mundo, esperas a que te respondan. No es una experiencia muy agradable que digamos, y mucho menos cuando la llamada no nos resolvió absolutamente nada de aquello por lo cual llamamos.
Esperar es una de las cosas que más provocan tensiones en la vida. Más aún, cuando el tiempo de espera es desconocido y no sabemos cuándo acontecerá lo que esperamos. Por ello, hay quienes dejan de esperar para que la conciencia de la tardanza no les cause ansiedad. Sin embargo, no siempre es fácil desconectarse, mucho menos cuando lo esperado es significativo para nuestras vidas.
Conociendo el Señor cómo nos movemos en el escenario de la espera, Él nos ha dado como uno de los frutos del Espíritu, la paciencia. Sí, porque la necesitamos, es esa capacitación divina que nos permite estar dentro del marco del tiempo de espera, sin perder la confianza de que llegará lo que esperamos. Mucho más cuando lo esperado está fundamentado en las promesas del Señor.
Dios le reveló una visión al profeta Habacuc que tendría su cumplimiento en un tiempo futuro. Entonces, garantizándole al profeta que lo dicho se cumpliría, Dios le dijo: “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.”Hab. 2:3
En la última frase vemos una aparente contradicción. “aunque tardare… no tardará.” Esta expresión nos lleva a comprender que hay dos tiempos que no siempre corren paralelos: el tiempo de Dios y el nuestro. Dios le estaba diciendo a Habacuc que la visión se haría realidad aunque para él pareciera tardarse. Entonces, le pasó de su tiempo al tiempo de Dios, indicándole que no se tardaría. Es necesario que estemos conscientes de esa realidad, para que la espera no sea tan frustrante.
Es interesante notar que una de las piezas que deben caracterizar la vestidura espiritual de un cristiano, es la paciencia. “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.” Col. 3:12
Un cristiano impaciente, descontento, malhumorado porque no llega lo esperado, no es un buen ejemplo de humildad y paciencia. Definitivamente, no es nada fácil esperar lo ansiado sin sentir emociones que delaten nuestra impaciencia. Pero, el Señor nos ha capacitado por su Espíritu para que en el tiempo de espera, continuemos con los ojos puestos en Él, y esperemos confiados en que lo prometido se cumplirá.
Llevemos nuestra impaciencia a su trono, hablémosle en confianza de lo difícil que se nos hace esperar y reiteremos que nuestra esperanza está puesta en su fidelidad.
Escrituras
Acerca de este Plan
El tiempo es oro, una expresión que hemos estado escuchando desde niños, que guarda una verdad incuestionable. Es mucho lo que se ha dicho sobre el tiempo, pero nunca será lo suficiente si se trata del valor que este recurso dado por Dios, tiene para los seres humanos. En este plan dejaremos que la Palabra de Dios nos hable sobre la bendición del tiempo.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/grettchen.figueroa