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Lo primero y lo mejor

Dios quiere ser el primero en nuestra vida, porque sabe que lo primero es lo mejor. Vemos el principio de lo primero y lo mejor en toda la Escritura. Seas cristiano o no, tu vida está marcada por las prioridades. Lo primero tiene poder en tu vida.

Dios nos dio su primero y su mejor en Jesús. Puesto que Dios dio su primero y su mejor, nosotros también podemos esforzarnos por dar a Dios lo primero de todo. Suena un poco retórico, poético e incluso romántico, pero en serio, es una verdad fundamental. Dale a Dios lo primero y lo mejor de todo. Haz de esto tu prioridad. Ora: «Dios, me resulta difícil ponerte a ti en primer lugar. Puede ser abrumador, pero por favor, ayúdame a ponerte a ti en primer lugar. Paso a paso, me comprometo a darte a ti lo primero de todo».

La mayoría de las veces, el principio de lo primero y lo mejor se enseña desde una perspectiva financiera, como si solo se aplicara a dar, pero se aplica a mucho más que al dinero. Este principio es enorme. Se trata de dárselo todo. Realmente significa darle a Él lo primero de cada detalle de tu vida.

Analiza Levítico 27:30. Dice que hay que dar el diezmo de todo lo que da la tierra, ya sea grano de la tierra o fruto de los árboles. Todo pertenece al Señor. Es sagrado para el Señor. Debemos dar a Dios lo primero de todo. Es un mandato bíblico. Cuando das ese diezmo, es santo. «Santo» significa apartado o dedicado al Señor. Es una decisión que has tomado de antemano. Te comprometes (no importa lo que coseches, siegues, ganes u obtengas) a apartar la primera y mejor porción para el Señor. Será para Él. Le das por devoción y gratitud, declarándole: «Antes incluso de saber lo que vas a darme, vas a recibir parte de ello».

Dios no nos pide nada que Él ya no nos haya demostrado. Nos dio un ejemplo cuando nos dio su primero y mejor en Jesús. Le costó todo darte lo primero y lo mejor, y quiere que tú también le des lo primero y lo mejor.

Dios, tú nos diste lo primero y lo mejor en Jesús. Quiero dar como tú diste.