Cuan La Duda Nos InvadeMuestra

"El punto central de nuestra fe".

Para entrar un poco en contexto; En una ocasión Jesús se acercó a Sus discípulos y les preguntó ¿Quién creen ustedes que soy?. Pedro enseguida respondió diciendo: tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente. A lo que Jesús responde diciendo que este sería el fundamento sobre el cual se edificará su iglesia. (Mateo 16:16-18).

Más adelante el Apóstol Pablo escribió a los Corintios que les entregó cosas en "primer lugar" (1 Corintios 15:3). Luego continúa hablando de la muerte expiatoria y la reivindicadora resurrección de Cristo como lo más central de la fe.

Respecto a esto, en el libro Judas se nos alienta a mantenernos firmes en nuestra fe y tener compasión con aquellos que dudan.

Una vez que la duda comienza a desaparecer de nuestras vidas, debemos considerar a los que también están atravesando por ella. Si Dios ha tenido compasión para con nosotros y nos ha llenado de Su amor incondicional, entonces demos a otros de eso que hemos recibido, e incluso aun si dudamos.

Tener compasión con los demás nos ayudará también a fortalecer nuestra fe. Es cierto que muchos de nosotros dudamos de cuestiones secundarias tales como: cuándo y cómo Dios creó el mundo, o los detalles del regreso de Cristo.

Cuando empieces a dudar de lo que te enseñaron acerca de cuestiones secundarias, no te preocupes demasiado. Muchos de nosotros todavía estamos tratando de entender esos asuntos.

He aprendido con el pasar de los años a levantar mi adoración aun en medio de la duda, es justo lo que aprendimos en el segundo día de este plan.

No te sientas culpable si la duda está tocando a tu puerta, ella está siendo el canal para llevarte a profundizar en tu fe.

Es mi deseo y mi oración que puedas levantarte aun en medio de la duda y la incertidumbre para dar tu adoración al Creador de los cielos y la tierra, al único y fiel Dios, a ese que llena cada día de misericordia y gracia nuestras vidas, a Jesús, que al tercer día se levantó del sepulcro y venció la muerte para darnos vida y al Espíritu Santo nuestro consolador.