[La sabiduría de Salomón] Cómo proteger tu matrimonioMuestra

Cómo estar equivocado

¿Alguna vez has estado equivocado? Para algunos, sé que es raro, pero vives lo suficiente y descubres que no sabes tanto como pensabas, que no te diste cuenta de que funcionaba de la manera en que funciona y que siempre hay alguien que es más inteligente que tú. Entonces, o te sientes tonto, avergonzado o a la defensiva.

En el matrimonio, estar equivocado parece golpearte de manera diferente. Te duele el amor propio, te sientes menos, pero no lo admitirás debido a tu orgullo. Todo y todos los demás tienen la culpa, no tú. No estoy diciendo que todo lo que has pasado haya sido culpa tuya, pero todos tenemos nuestra parte en lo que ocurre en nuestro matrimonio. Ya sea que haya sucedido por falta de amor o por falta de comunicación, todos somos criaturas caídas, redimidas por la sangre de Cristo.

Al confiar en Jesús, tenemos una nueva naturaleza y el Espíritu de Dios mora dentro de nosotros. Entonces, cuando el Espíritu Santo nos convence de un pecado que cometimos, respondemos de manera diferente. Claro, podemos querer justificar el pecado, pero aquellos que aman al Señor quieren hacer las paces. Queremos aceptar que erramos el blanco. Eso es lo que es el pecado, errar el blanco. Queremos saber dónde no nos comunicamos bien o amamos bien para no volver a hacerlo. Queremos hacer cualquier cosa y todo para mostrar nuestro amor por nuestro cónyuge, de la misma manera que Jesús dio su vida para mostrar su amor por nosotros. Nosotros también queremos morir a nosotros mismos.

Sin embargo, estas son las buenas noticias: el Señor disciplina a los que ama. Cuando Él nos corrige, Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Él no quiere dejarnos donde estamos, sino que tiene la intención de hacernos más y más como su Hijo Jesús. Dios nos está santificando a cada uno todos los días. La Biblia incluso habla de cómo Él nos poda para que logremos dar más fruto. Esa es la meta. Queremos producir fruto en nuestra vida y en nuestro matrimonio que muestre que nos amamos unos a otros, que lo amamos a Él y que Él nos ama. Por lo tanto, acepta esos momentos de corrección, accede a estar equivocado, disponte a aprender y confía en que el Señor no ha terminado contigo.

Pensamiento para hoy: ¿Dónde has errado el blanco? ¿Qué necesitas confesar y por qué necesitas hacer las paces? Tómate un tiempo hoy y agradécele al Señor por nunca darse por vencido contigo.