Día 7: El gozo es el último en reír

He visto alegría en muchos funerales.

En realidad, en la mayoría de los funerales. Incluso en medio del dolor y la tristeza, es común escuchar a amigos y familiares expresar alegría. A menudo, cuando se levantan para hablar en el funeral, se ríen, lloran y vuelven a reir a lo largo de sus palabras. Cuando todos se reúnen para la recepción después del funeral, hay lágrimas y risas mientras la gente recuerda los buenos momentos que pasaron con la persona que facellició.

David escribió en el Salmo 30:5, "Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría". Pablo dice algo similar en 2 Corintios 4:17: "Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento". Tanto David como Pablo pudieron mirar más allá del dolor del momento y ver que algo mejor estaba por venir.

Obviamente, la alegría no es la primera emoción que sientes cuando llega la muerte. En las primeras secuelas de una pérdida, el dolor es real, la herida es profunda y la pena puede parecer abrumadora. Sí, el llanto se queda toda la noche, y a menudo es una noche larga y oscura.

Pero todas las noches llegan a su fin. Incluso las noches más largas, oscuras, y tristes, terminan. A su debido tiempo sale el sol, la luz ahuyenta las tinieblas y la esperanza resurge. Cuando lloras en la noche, es importante recordar que se acerca la mañana y que la alegría está en camino.

Por supuesto que la alegría no elimina tu sufrimiento ni restaura tu pérdida. En el exterior nada cambia. Pero por dentro, todo cambia. Cuando tu duelo comienza a ser transformado por el gozo del Señor, vuelve la fuerza y surge la esperanza. Obtienes una perspectiva más clara y positiva de la pérdida que sufriste y del futuro que te espera.

Es obvio que no puedes obligar a que surja la alegría así como no puedes obligar a que salga el sol. El tiempo importa. Las estaciones van y vienen. En este momento, es posible que estés llorando, y eso está bien, pero anímate, no llorarás para siempre. Hoy podrías estar de luto, pero pronto estarás bailando. El gozo es siempre el último en reir.

No necesitas forzarlo, debes esperarlo. Y cuando llegue, dale la bienvenida. Descansa en él. Sana en él. Encuentra fortaleza en él.

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