En la vida descubrimos que hay cosas que no siempre entenderemos. Hay sucesos que nos sacan del camino del cual hacemos nuestro mejor esfuerzo para permanecer. Es en esos momentos en los que todos necesitamos un campeón que nos salve de nuestras circunstancias.

Cuando nos enfocamos en las temporadas difíciles, olvidamos darnos cuenta que, a veces, hemos sido puestos en esas duras situaciones porque Dios nos podría estar llamando a ser un CAMPEÓN para otra persona.

Permite que tu dificultad te convierta en un campeón mientras que te apoyas también en los campeones que Dios trae a tu vida para ayudarte a lo largo de los retos y triunfos de la vida.

Muchos años atrás, encontré una iglesia gracias a un amigo que trabajaba ahí, y me di cuenta que la gran mayoría de los miembros eran ya de una edad más avanzada. Tiempo después, sentí en mi corazón el llamado de Dios de quedarme en esa iglesia para ayudar a crear un programa de jóvenes. Le conté a la pastora el día que la conocí que sentía que la juventud iba a necesitar de la sabiduría de los ya mayores para poder sobrevivir una guerra inminente.

Esa iglesia ha crecido para lograr cosas asombrosas. Creo que es cierto para todos nosotros que nuestros jóvenes deben ser los que nos lleven a esta próxima temporada. Para ello, necesitamos la sabiduría que nuestros predecesores han adquirido a través de los años, ya que esta nos ayudará a comprender el tortuoso camino, que es el viaje de la vida, para encontrar nuestro propósito.

¡A veces necesitamos comprender que los campeones pueden ser de todos los tamaños, formas y edades!

Esos campeones en tu vida, que te ayudan a construir tu fe, te ayudarán a entender la gracia. Hay libertad a través de la salvación y de la edificación de tu fe. Si estás leyendo esto quiero que sepas que Dios te está preparando no solo para apoyarte en el campeón que eres, sino también para que lo seas para los demás.

Romanos 12:20-21 dice: “Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza”.

Digo esto porque a veces tendrás que ser el campeón de un enemigo o de alguien a quien no quisieras ayudar. Tal vez seas un campeón silencioso para alguien que no quieres que sepa que lo estás ayudando. Recuerda que Dios ve tu corazón y Él ha dicho que la venganza es Suya.

Ama a tus enemigos. Edifica tu fe. Crece en Gracia. Conserva tu Salvación. ¡Conviértete en un campeón!