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DÍA 2 DE 5

El corazón y la mano de Dios

Qué maravilloso es anhelar la mano de Dios sobre nuestras vidas, sobre todo lo que hacemos y tocamos. Todos queremos la mano de Dios sobre nuestras vidas, nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestros trabajos, nuestra iglesia. Sin embargo, ¿cómo es que llegamos a experimentar la mano de Dios sobre todas estas cosas? Enfocándonos en el corazón de Dios. Su mano siempre sigue a su corazón. Si vamos tras su corazón, tendremos su mano en nuestras vidas.

Cuando David comienza con todos los preparativos e instrucciones para construir el Templo, podemos ver claramente que la mano del Señor estaba sobre David. La Biblia dice que David era un hombre conforme al corazón de Dios. Seguía el corazón de Dios, y encontró la mano y el favor de Dios en su vida.

Como creyentes en Cristo, nuestras vidas deberían ser conformes al corazón de Dios. Debemos desear que nuestras vidas, familias, hijos, vocaciones, recursos, dones y talentos giren en torno al corazón de Dios; así podremos confiar en que la mano de Dios estará sobre todas esas cosas. Ve tras el corazón de Dios y confía en que su mano actuará a tu favor. Él nos dará lo que necesitamos según su voluntad y propósito para nuestras vidas.

Si sólo pedimos su mano sin buscar primero su corazón, nos perderemos ambas cosas. Cuando David empezó a instruir al pueblo de Israel, invitó a todo el pueblo a dar de su tiempo y sus posesiones, a dar lo que pudieran, para construir el templo del Señor. Él iba tras el corazón de Dios, así que quería que la gente supiera que si ellos también seguían el corazón de Dios también encontrarían su mano en sus vidas.

Todos estamos invitados a construir algo grande para el Señor. Amy Carmichael fue una misionera irlandesa en la India. Ella dijo: «Puedes dar sin amar, pero no puedes amar sin dar». Cuando amamos de verdad a Dios, cuando somos realmente como su corazón, no adoptamos una postura defensiva. Nos damos cuenta de que el corazón de Dios y el nuestro laten al mismo compás. Dejar que Dios haga su obra en nuestros corazones es algo que queremos hacer, ¡no algo que tenemos que hacer! Nos damos cuenta de que realmente queremos que nuestros corazones formen parte de la construcción del reino de Dios.

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Acerca de este Plan

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El ofrendar para los propósitos de Dios nos llena de alegría. Dejemos que el Señor obre en nuestros corazones, para que podamos dar el siguiente paso. Demos al Señor lo mejor de nosotros y veamos lo que Él hará.

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Queremos dar las gracias a Gregg Matte, pastor principal de la First Baptist Church de Houston, y a El Centro Network por facilitarnos este plan. Para más información, visita: https://houstonsfirst.org y http://www.elcentronetwork.com/