Grandeza continuaMuestra
Invitación extendida
¿Eres de los que se ponen nerviosos cuando en la iglesia alguien habla de ofrendar? Y no sólo cuando hablan de dinero, sino también de dar tiempo, de entregar tu vida al servicio del Señor. Muchas personas, cuando hablamos de nuevos proyectos, nuevas iniciativas, dar y ese tipo de cosas, tienen la tendencia a retroceder y decir: «No lo sé. ¿Cómo me va a afectar todo esto? No estoy seguro de ello».
Como creyentes en Cristo, tenemos que ser conscientes de que esas reacciones proceden de nuestra carne, de nuestro viejo yo. Nuestro nuevo yo siempre está dispuesto a decir: «¿Cómo puedo participar en las cosas que Dios está haciendo?». Ese deseo está arraigado en nuestro corazón. Siempre que oímos hablar de las cosas que Dios está haciendo a través de otras personas, nuestro corazón espiritual late un poco más deprisa y dice: «Quiero formar parte de eso. Quiero ver cómo se construye el reino de Dios. Quiero ver vidas cambiadas».
Existe una invitación dirigida a cada uno de nosotros para que formemos parte de las cosas de Dios. Sin embargo, debemos luchar contra nuestra carne para que no se eche atrás ni deje de involucrarse. Es justamente en este momento crucial, que debemos permanecer firmes y acercarnos más a Dios. Dios nos ha dado un corazón nuevo, una nueva disposición. Nos ha dado nuevos deseos por el nuevo Espíritu que hay en nosotros, porque somos una nueva criatura en Cristo. Tenemos un nuevo propósito en nuestras vidas: formar parte de la edificación del reino de Dios en la Tierra, de la manera que nos sea posible.
David invitó a todo el pueblo de Israel a construir el Templo del Señor en 1 Crónicas 29. Nosotros también estamos invitados a construir algo grande para Dios, no para nosotros mismos. Estamos hechos para algo más que ser observadores. Tener una casa o un coche nuevo es estupendo, pero esas cosas no bastarán para llenar nuestro corazón. Las cosas emocionantes de la vida ocurren cuando edificamos algo para Dios, no para nosotros mismos.
Tenemos que empezar a edificar nuestras vidas, nuestras familias, nuestros hijos para el Señor, porque ellos harán su propio regalo al Señor.
Acepta la invitación para seguir edificando el reino de Dios en tu iglesia local y dondequiera que te encuentres. Debes saber que estás construyendo algo para Dios, no para los humanos, que perdurará de generación en generación. ¡Qué asombroso es poder dar al Reino de Dios!
Acerca de este Plan
El ofrendar para los propósitos de Dios nos llena de alegría. Dejemos que el Señor obre en nuestros corazones, para que podamos dar el siguiente paso. Demos al Señor lo mejor de nosotros y veamos lo que Él hará.
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Queremos dar las gracias a Gregg Matte, pastor principal de la First Baptist Church de Houston, y a El Centro Network por facilitarnos este plan. Para más información, visita: https://houstonsfirst.org y http://www.elcentronetwork.com/