¿Dónde Está Tu Cruz?Muestra

Ahora que tenemos nuevos ojos en Jesús y Su identidad, comencemos a ver cómo impacta nuestra vida cotidiana.

No hay privilegio y responsabilidad más extraordinarios que ser un hijo de Dios. Es un pensamiento aleccionador y alegre al mismo tiempo. En el versículo 18 del pasaje en Mateo 16, encontramos a Jesús profetizando un futuro muy profundo para Pedro: "Y también te digo que eres Pedro y sobre esta roca, Construiré Mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella". Una declaración tan grande probablemente esté mucho más allá de lo que Pedro podría entender en ese momento. Esta información puede haber desconcertado y desafiado la visión del discípulo de su compañero en esta banda recién formada de ministros inadaptados.

Si te identificas como alguien que nunca pensó en si mismo como un cambio mundial, quiero profundizar en tu proceso de pensamiento por un momento. Aceptar a Jesucristo por quién es, aprender Sus caminos y difundir Su amor y mensaje a los demás son los requisitos para convertirse en discípulo de Cristo. Antes de pasar de esta importante información, considera cómo podemos haber negado ocasionalmente el Señorío de Cristo y haber establecido la cruz.

- Cuando preferimos creer que nuestros esfuerzos para "salvarnos" o "limpiarnos" son suficientes.

- Cuando levantamos y exaltamos nuestros problemas o circunstancias sobre la Palabra de Dios.

- Cuando aceptamos oportunidades de hacer las cosas de acuerdo con el camino del mundo en lugar del camino de Dios.

- Cuando le pedimos a Dios que respalde nuestro plan en lugar de hacer lo que nos ha pedido.

Estas son solo algunas formas en que empujamos a Cristo a una esquina y nos dejamos abiertos a la vida carnal. La cruz se deja atrás, y nos preguntamos por qué vivir esta vida como creyente puede ser tan desafiante. Esta revelación no es poca cosa, pero gracias a Dios no nos condena. En cambio, nos invita a experimentar más de Su bondad al rendirse en Sus brazos.

En nuestra lectura final, descubriremos por qué la transmisión cruzada ya no puede ser un llamado casual a la acción. Es mucho más.