Creo en la resurrecciónMuestra

El cuerpo de cada incrédulo

Satanás inspira a las personas de todas las maneras para minimizar y marginar la realidad del infierno. Algunos ateos niegan rotundamente tanto la existencia de Dios como la idea de la vida después de la muerte. "Cuando muero, me pudriré", resopló el filósofo británico Bertrand Russell. Algunos imaginan que lo peor que puede pasar es que los malvados sean vaporizados instantáneamente. Dolerá solo por un segundo y luego, nada. Algunos toman prestadas ideas del subcontinente asiático e imaginan que serán reencarnados para otro y luego otro seguirán en la vida hasta que lo hagan bien. Algunos imaginan que el infierno solo podría ser para el peor de los monstruos de la tierra, como Adolfo Hitler o Charles Manson.

¿Estás interesado en el mensaje de Dios acerca de lo que va a hacer? Aquí está: "Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (Daniel 12:2). Sí, los cuerpos de los incrédulos resucitarán de entre los muertos, pero serán separados para el juicio final y el castigo eterno. Nunca terminará.

Junto con el tormento físico del infierno vienen la agonía mental y psicológica. La vergüenza que los condenados sentirán acerca de sí mismos nunca terminará. El desprecio de Dios por ellos nunca terminará. Su autodesprecio y sus intensos remordimientos y sus agraviadas fantasías de culpa y venganza nunca terminarán.

Ahora ya lo sabes.

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