Creo en la resurrecciónMuestra

Mi cuerpo

Una joven brillante e imaginativa llamada Mary Shelley escribió lo que algunos consideran la primera novela de ciencia ficción en el año 1818. Tenía solo 20 años en ese momento. La historia de Frankenstein describe el uso de la electricidad en los rayos para revivir un cadáver fresco. Tal procedimiento, aunque científicamente imposible, es apenas lo suficientemente creíble como para contar la historia.

Solo Dios podría prometer que puede y traerá tu cuerpo de vuelta a la vida, sin importar cuántos años hayan pasado, sin importar cuánto haya progresado el proceso de descomposición, sin importar cuán profundamente la tierra y los insectos y las bacterias y los animales y el agua hayan causado que se desintegre.

Cuando un creyente muere, su alma/espíritu es llevado al gozo de la presencia de Dios. Cuando Cristo regrese para juzgar la tierra, llamará a tu cuerpo. Así, tu vida en el cielo será tanto espiritual como física.

Un hombre llamado Job que había conocido el terrible sufrimiento de la mente y el cuerpo encontró gran consuelo en la garantía de la resurrección física. Ansiosamente esperaba alabar a su Dios cara a cara, literalmente: "Yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará del polvo. También sé que he de contemplar a Dios, aun cuando el sepulcro destruya mi cuerpo. Yo mismo seré quien lo vea, y lo veré con mis propios ojos, aun cuando por dentro ya estoy desfalleciendo" (Job 19:25-27).

El mío también, Job.