Estoy AquíMuestra

"Yo solo quiero recibir tu perdón"

Pedro bajó de la barca y desayunó con Jesús, sintiendo de nuevo su amor a través de la comida que le había preparado. Puede sonar repetitivo, pero ponte por un momento en los zapatos de Pedro. Traicionó a Jesús, quien luego se acercó a él y le sirvió una comida. Hasta ahí todo bien pero, ¿no te gustaría saber qué pasa? Me refiero a que cuando tenemos un problema con un amigo, familiar o nuestra pareja, hay momentos después de ese episodio en los que parece que todo está bien. Compartes un momento, hablas como si nada hubiese pasado, pero llega un punto en que necesitas aclarar las cosas para dejar atrás el problema y que no haya nada que moleste en la relación.

Me imagino a Pedro desayunando con incertidumbre: ¿Está todo bien con Jesús? ¿Me perdonas por lo que hice? ¿Cómo sigue todo a partir de ahora? ¿Puedo seguir siendo tu discípulo o ya he quedado descalificado? En medio de estas dudas, Jesús habla.

Las palabras de Jesús no son una casualidad: le pregunta a Pedro si lo ama. ¿Alguna vez le preguntaste a alguien si te quiere o te ama? Si lo hiciste, sabes de lo que hablo. Si no, te lo aclaro: cuando le preguntas a alguien si te quiere o te ama, por lo general es porque tú sí lo queres o lo amas, y necesitas saber si el sentimiento es mutuo o no. Rara vez harías esta pregunta si la respuesta fuera: "Genial, porque yo no te amo".

Jesús pregunta a Pedro si lo ama y, ante su respuesta, le encomienda una tarea: cuidar a Sus ovejas. Jesús hace esta pregunta tres veces. Después de eso, Pedro sabe que todo está en orden.

Siempre que nos acercamos a Jesús con el deseo de recibir perdón por nuestros pecados, Él nos lo concede porque sabe lo que es vivir como uno de nosotros, siendo tentado en todo pero sin pecado. No dejes que nada te detenga hoy para recibir el perdón de tus pecados, porque si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarlos.