El hombre de la cruz del medio: Un plan de lectura de Pascua de 7 díasMuestra
LA PROMESA DEL PARAÍSO
“Luego dijo: --Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó Jesús". Lucas 23:42-43 (NVI)
Jesús fue crucificado entre dos criminales convictos; ambos criminales escucharon las palabras de Cristo pero respondieron de manera diferente. El primer moribundo consideró la cruz como una contradicción. Concluyó que debido a que Jesús estaba en la cruz, no era un Salvador. Entonces ridiculizó al hombre que estaba en la cruz del medio: “¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! (Lucas 23:39). Pero el segundo hombre vio la cruz como una confirmación. Reconoció que debido a que Jesús estaba en la cruz, era el Salvador.
Aquel hasta entonces escéptico criminal, había visto y oído lo suficiente acerca de Jesús en sus últimas horas como para concluir que Jesús era inocente de cualquier crimen. Y el Espíritu Santo le había abierto los ojos para darse cuenta de que su dignidad era mucho mayor y diferente a lo que pensó anteriormente. No sólo estaba siendo castigado con justicia, recibiendo la condenación que sus pecados merecían, sino que su castigo se extendería hasta la eternidad si carecía del perdón del que Jesús habló.
Al darse cuenta de esto, el condenado le hizo una humilde petición que sabía que no la merecía: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. Probablemente él había procesado la evidencia y concluyó: Si este hombre es el Mesías, entonces es el Rey prometido desde hace mucho tiempo. Si Él es ese Rey, entonces tendrá un reino: el reino eterno de Dios. Y cuando llegue a su reino, quizá se acuerde de mí al llegar allá.
La respuesta de Jesús es maravillosa: “—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó”. Jesús no solo prometió que este hombre—incluso este hombre—iría al cielo, sino también enfatizó la naturaleza inmediata de esa realidad para este moribundo: ¡“hoy”! Podemos imaginarlos terminando su conversación no colgados en las cruces del Calvario sino sentados en el reino de Dios.
Este criminal no ofreció nada pero le pidió todo al Rey. Y Él le dijo que sí. Nunca deberíamos dejar de sorprendernos y de reconfortarnos por esto ya que tú y yo estamos en la misma situación que ese criminal. No tenemos nada que ofrecerle a Jesús porque nuestras obras no pueden ser la llave que abre el camino hacia Su reino. Todo lo que traemos es todo lo que llevaba el criminal: nuestro pecado. Por esa razón Jesús colgó de la cruz: para que al llevarle nuestro pecado, este recayera sobre Él y lo cargara. Por esto, la promesa de Jesús al criminal es también su promesa a cada creyente que muere: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Deja que ese conocimiento sea hoy tu alegría y el combustible para tu alabanza. Un día, tú, (incluso tú) estarás con tu Rey en el paraíso.
- ¿De qué manera me está llamando Dios a pensar de forma diferente?
- ¿Cómo está reordenando Dios los afectos de mi corazón, lo que yo amo?
- ¿Qué es lo que Dios me esta llamando a hacer hoy a lo largo de mi día?
Escrituras
Acerca de este Plan
Casi todos concordamos en que este mundo está fragmentado. Pero ¿y si hubiera una solución? Este plan de Pascua de siete días comienza con la singular experiencia del ladrón en la cruz y considera por qué la única respuesta real al quebrantamiento se encuentra en la ejecución de un hombre inocente: Jesús, el Hijo de Dios.
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