Escudriñad Las EscriturasMuestra
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13 RVR1960).
Estás corriendo la carrera que tienes por delante, avanzando a toda velocidad con la bendición de Dios adelantándote a cada paso. Entonces, de repente, chocas contra la pared. Puede ser un muro de enfermedad o problemas económicos, de fracaso espiritual o problemas familiares. Pero, independientemente de la forma que adopte, el efecto de la pared es siempre el mismo. Te detiene en frío.
La pregunta es, una vez que choques contra una pared como esa, ¿qué harás? Te sentirás tentado a renunciar, a retroceder derrotado. Pero no lo hagas. Porque Dios te permitirá atravesar ese muro y seguir adelante.
No te voy a decir que es fácil. La verdad es que es difícil. Pero tienes que seguir adelante en los tiempos difíciles si alguna vez vas a tener un gran avance.
Pregúntale a cualquier deportista. Él te lo dirá porque si es un ganador, ha estado ahí. Ha empujado su cuerpo a lo que parece ser el máximo. Su costado le ha dolido. Le duelen los pulmones. Ha tenido calambres en las piernas y los muslos. Y justo cuando sintió que no podía continuar, escuchó a un entrenador gritar: ¡Vamos! ¡Muévelo!
Es un momento en el que el cuerpo dice: Eso es todo. Eso es todo lo que puedo hacer. No puedo ir más lejos. No puedo ir más rápido. Lo dejo.
Pero el atleta experimentado sabe que el muro no es el final. Es una señal de que está al borde de un gran avance. Si se endurece y se esfuerza un poco más, tendrá un segundo aire. De repente, irá más rápido que antes. Alcanzará un nivel de excelencia que no podría haber alcanzado de otra manera.
Todo lo que tienes que hacer es hacer un pequeño agujero en esa pared de problemas, cavar un pequeño agujero con tu fe y con la Palabra de Dios. Luego sigue rompiendo en ese agujero. No renuncies. Y, en poco tiempo, las fuerzas de Dios vendrán a toda velocidad, demoliendo todos los obstáculos en tu camino.
La pared no es el límite.
Iglesia La Embajada.
Escrituras
Acerca de este Plan
El modo de saber si lo que alguien dice de Dios es cierto, es escudriñar las Escrituras para ver si esto es así. Nada que no cuente con el testimonio de las Escrituras se puede considerar como verdadero. Esto es una de las mejores prácticas que podemos asumir como creyentes. Sabemos que es un mandato del Señor. Pero hoy, cuando la tecnología nos inunda y las actividades del día a día nos agobian, nos excusamos en la gracia de Dios y lo pasamos por alto. Esta negligencia nos ha conducido más y más a la impiedad.Tanto que algunos cristianos, consciente o inconscientemente, ante cualquier problema por pequeño que parezca recurren primero a las los hombres antes que ir al consejo perfecto y eterno de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Julio Arboleda por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesialaembajada.org/