[Singularidad de Cristo] La petición única de JesúsMuestra
La sangre de Cristo: Su muerte física y lo que Su sangre cubre
La sangre es un agente importante en todo cuerpo vivo. Es el vehículo por el que el oxígeno se transporta por todo el cuerpo, haciendo posible la vida. Si no tuviéramos sangre en el cuerpo, no tendríamos vida. La sangre es necesaria para la creación de un nuevo ser.
Por eso, la sangre de Cristo tiene una gran relevancia para nosotros, que somos Su cuerpo.
Cuando Jesús estaba con Sus discípulos celebrando la Pascua por última vez, les dijo que el vino representaba Su sangre, que sería derramada para la remisión de los pecados de muchos, y que debían beber ese vino.
Era el signo de una nueva alianza que Dios establecía con la humanidad por medio de Jesucristo. Es un pacto que profetizaron Ezequiel y Jeremías, y que se cumplió con el derramamiento de la sangre de Jesús en la cruz. Este nuevo pacto es aquel en el que Dios dice: «Pondré mis leyes en sus corazones». Con este pacto Él tendría una relación personal con nosotros.
La primera vez que vemos en la Biblia que se derrama sangre, es en el libro del Génesis. Adán y Eva habían pecado. Su pecado les había permitido darse cuenta de que estaban desnudos, por lo que se sintieron avergonzados ante Dios. Por ello, Dios en Su gracia, les proporcionó algo con que cubrirse, sacrificando un animal inocente.
Un requisito de Dios para la remisión del pecado es el derramamiento de sangre, un sacrificio. Jesús pagó con Su muerte la redención de todo el mundo y todo el que cree en Él participa en esa redención, de modo que sus pecados quedan cubiertos por Su sangre. No hay sacrificio mayor; ningún otro sacrificio es necesario.
Este nuevo pacto, que comenzó hace más de dos mil años con el sacrificio de Jesús en la cruz, nos da a cada uno de nosotros la posibilidad de tener una relación personal y única con Dios. Una amistad profunda con Dios es ahora posible gracias a la obra de Jesús en la cruz. Gracias a la nueva alianza establecida mediante este sacrificio, podemos experimentar la cercanía con nuestro Creador y tener la oportunidad de una nueva vida libre de la esclavitud del pecado.
El amor de Dios por nosotros es tan grande que, gracias a la sangre de Jesús, podemos acercarnos a Él. Nos extiende Su abundante gracia y misericordia sin que lo merezcamos. Gracias, Señor, por Tu sacrificio y Tu amor infinito y por la nueva alianza en Jesús.
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Acerca de este Plan
Esta primera parte de la serie, «La singularidad de Cristo», nos muestra la petición única de Jesús y cómo esta está relacionada con el cuerpo de Cristo. Este plan, profundo y a la vez oportuno, nos ayuda a comprender por qué tuvo que romperse el cuerpo físico de Jesucristo, el nuevo cuerpo que Él dio a luz con Su muerte y la importancia de Su sangre como signo de un nuevo pacto para nosotros.
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Un agradecimiento especial al Dr. Mark Rae del Centro Grace para el Desarrollo Espiritual (GCSD) bajo la Escuela de Teología Grace, en asociación con El Centro Network, por proporcionar este plan devocional. Para más información visite: https://www.gsot.edu/center/ y http://www.elcentronetwork.com.