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La Sombra del CorazónMuestra

La Sombra del Corazón

DÍA 1 DE 3

En este tiempo reciente, el mundo ha empezado a hablar de un tema tan peculiar como la sombra del corazón. Existen series, canciones, libros, obras de arte, e incluso bastante contenido en podcasts. En resumen, el mensaje es que cuando uno no hace lo que siempre ha querido hacer, eso queda grabado en el corazón en formato de “sombra”. Y esto se enfatiza sobretodo a la tercera edad, es decir, en adultos de más de 65 años de edad. La resolución terapéutica que brindan estos contenidos es que dejen de tolerar o esperar en vano, porque eso se exteriorizará luego en algún síntoma que puede ser el caso de una enfermedad, solo por citar un ejemplo.

Este mundo en el que vivimos, coexiste la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, la esperanza y la desesperanza. Es por eso que siempre vamos a estar expuestos de algún modo a permanecer en la sombra.

La Biblia presenta a Job como un hombre recto e intachable, que temía a Dios y vivía apartado del mal (Job 1:1). Como si esta carta de presentación fuera poco, también dice que “entre todos los habitantes del oriente era el personaje de mayor renombre (Job 1:3). En pocas palabras, estamos hablando de una persona casi perfecta. Y digo “casi”, porque Job tenía una sombra en el corazón así como cualquiera de nosotros, y eso atrae nuestra atención. Cierto día, la vida de Job dio un vuelco de 180 grados en todo sentido.

En primer lugar, perdió todas sus posesiones.

“Era dueño de 7.000 ovejas, 3.000 camellos, 500 yuntas de bueyes y 500 de asnas…” (Job 1:3). Satanás pidió que se le quite todo, y de un día a otro, eso es lo que sucedió. “Mientras los bueyes araban y los asnos pastaban por allí cerca, nos atacaron los de Saba y se los llevaron” (Job 1:14-15). Y la historia continúa con un rayo que había caído del cielo, y de unos salteadores caldeos que devoraron todas las posesiones de Job.

En segundo lugar, perdió a su familia. “Tenía 7 hijos y 3 hijas” (Job 1:2). Sin embargo, un fuerte viento del desierto dio contra la casa y derribó sus cuatro esquinas, y la casa cayó sobre los hijos de Job (Job 1:18-19).

En tercer lugar, perdió su salud.

“¡Pero extiende la mano e hiérelo, a ver si no te maldice en tu propia cara!” (Job 2:5). “Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas desde la planta del pie hasta la coronilla” (Job 2:5). Era tal la situación que sus tres amigos no lograron reconocerlo en un principio.

Cuando sucede una tragedia de esta magnitud, nos damos cuenta de lo débil que es el ser humano, y que dependemos exclusivamente de la gracia de Dios quien nos sostiene con Su diestra de poder día tras día. No obstante, Job se mantuvo firme en su fe aun cuando su esposa le había dicho: “¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!” (Job 2:9), a lo que Job le respondió: “Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos recibir también lo malo?” (Job 2:10). Y dice la Palabra que a pesar de todo esto, “Job no pecó ni de palabra” (Job 2:10).

Cuando leemos algo así, pareciera que estamos en frente de un robot, y no un hombre de carne y hueso. Pero cuando pasamos al siguiente capítulo, observamos que Job también era un hombre frágil, pues dice: “Después de esto, Job rompió el silencio para maldecir el día de que había nacido” (Job 3:1). En las Escrituras, Job no fue el único hombre de Dios que maldijo su propio día de nacimiento, pues leemos que el profeta Jeremías también manifestó: “¡Maldito el día en que nací! ¡Maldito el día en que mi madre me dio a luz!” (Jeremías 20:14).

En una lectura rápida, ¡nos resulta difícil comprender cómo un hombre recto e intachable como Job y un gran profeta como Jeremías hayan verbalizado semejantes frases de maldición! Pareciera que la presentación de Job no fuera compatible con tales palabras. ¿Acaso no era que había estado firme en su integridad y que no había pecado? Es justamente allí en ese espacio que entra el tema de la sombra.

Tú puedes ser como Job; un buen creyente. Quizás seas un empresario exitoso o una líder con muchos seguidores. Pero el hecho de que seas un buen cristiano no significa que no haya sombra en tu corazón. Pero Dios está presente aun en ese espacio oscuro. En este plan, vamos a ver cómo Dios trata el tema de la sombra y ministra el corazón de Job.

Día 2

Acerca de este Plan

La Sombra del Corazón

El mundo habla de la sombra del corazón como un tema a tratar. ¿Pero qué mejor mensaje terapéutico que la Biblia? Es una grata sorpresa que Job hable de esta temática, y presente a Dios como un Dios que arroja luz en nuestro corazón. Luego de este devocional en compañía del pastor Ariel Kim, dejarás atrás tu sombra, y ya no la relacionarás con algo que haya quedado pendiente en el pasado, que quisiste pero que no pudiste, porque descansarás bajo la sombra de las alas del Todopoderoso.

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Nos gustaría agradecer a La Cuarta Dimension Latinoamerica por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/Laiglesiadelespiritusanto/