¿Cómo Reaccionas Ante La Ofensa?Muestra
Cuando no te controlas, corres peligro
La Palabra de Dios es clara y nos demuestra cómo en la práctica se cumple a cabalidad. Cuando una persona no sabe controlar el enojo, corre gran peligro porque queda totalmente sometida a sus emociones y sus impulsos y muchas veces los resultados no son nada agradables, por no decir que casi siempre. En realidad, puede haber serias consecuencias; es más, cuántas personas están hoy en una cárcel, en un hospital e incluso en una tumba, porque en su momento no fueron capaces de dominar el enojo y sus impulsos y esto les jugó una mala pasada. En unos cuantos segundos sus vidas y la vida de quienes hay a su alrededor cambió para siempre.
Lo mismo puede suceder con los proyectos en los que nos enfocamos por voluntad de nuestro Padre, Él mismo es quien nos muestra qué obras quiere que llevemos a cabo y muchas veces por nuestra mala actitud paralizamos y estancamos el avance de los mismos. Cuántas veces estamos patinando en la misma pista y cuando creemos que todo va a empezar a ser diferente, de repente pasa algo; lo más triste, es que normalmente empezamos a responsabilizar a quienes están a nuestro alrededor, a las mismas circunstancias o incluso al mismo satanás y sus demonios, cuando en realidad, la responsabilidad recae en la falta de control propio en el que caemos y que nos negamos reconocer para empezar a ver la transformación que solo el Espíritu de Dios puede producir en nosotros.
Cuando nos dejamos controlar por las emociones, en este caso por el enojo, podemos perder beneficios, relaciones, recursos y oportunidades que en su momento nos llevarán al cumplimiento de los propósitos del Señor. No significa que no se vayan a cumplir, pero reflexionemos, en situaciones como estas cuántas oportunidades perdemos para manifestar la gloria de Dios, entendiendo que Su gloria es Cristo Jesús.
Recordemos que a los hijos de Dios se les conoce por sus frutos, por sus acciones. Y, algunos de los dones del Fruto del Espíritu, son: la paciencia, la paz, la gentileza, la bondad y el dominio propio. Mientras que una persona dominada por su carne, por sus emociones; fácilmente, puede caer en la trampa del pecado.
Cuánto daño nos hace y hace al cumplimiento del propósito principal “ser como Jesús”, el no dominar nuestras emociones, en este caso, el enojo. Es tiempo de reflexionar porque cuando no nos controlamos, corremos peligro y fácilmente podemos ser derrotados por las artimañas del enemigo.
Escrituras
Acerca de este Plan
Sabemos que la Palabra de Dios nos revela el carácter de JESÚS y Él a su vez nos revela el carácter de nuestro PADRE. La Palabra que vamos a abordar en este plan nos llevará a entender cómo el enojo, aunque era parte de Jesús, no era algo que lo dominaba y lo llevaba a pecar. Sino más bien, un recurso que en el momento oportuno sabía administrarlo conforme a la voluntad del PADRE.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/confiadosenJesucristo