La Oración en Mi AgendaMuestra
La oración y la gratitud
El día anterior hemos hablado del corazón, de sus deseos y caprichos que, a veces, están lejos de la voluntad de Dios o de Su agrado. Habiendo expuesto esto, podemos decir que la gratitud es fruto de un corazón que conoce a Dios, que reconoce que absolutamente TODO viene de Dios. Aun las fuerzas o salud que tengamos para ir a trabajar vienen de Él. La resiliencia u osadía en circunstancias adversas vienen de Él. La creatividad o la diligencia para emprender vienen de Él. Todo, absolutamente todo, viene de Él. Santiago 1:17 nos recuerda: ”Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras”.
Cuando reconocemos y entendemos que somos pecadores, somos conscientes de que no somos merecedores de todo lo bueno que nos pasa, que nos llega o que tenemos. Entendiendo eso, podemos experimentar una vida donde la gratitud forme parte de ella; donde las quejas aparecerán cada vez menos y la larga lista de peticiones se convertirá en alabanzas profundas de un corazón agradecido.
La Biblia nos dice cuál debe ser la actitud al entrar a Su presencia. Esto significa al orar: “Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre” (Salmos 100:4-5). Este pasaje nos lleva no solo a la gratitud sino al agradecimiento.
La gran diferencia entre la gratitud y el agradecimiento es la acción: convertir una emoción en un acto, ya sea por medio de la palabra o de algún otro gesto personal, con algún elemento material, o simbólico, asociado o no. Esto significa que no basta solo con “tener gratitud”, necesitamos hacer “acciones de gracias”, acciones de agradecimiento. En Salmos 119, el capítulo más largo de la Biblia, se esconde un versículo que haría estallar mi cerebro y traería una luz que cambiaría mi manera de expresar la emoción de gratitud por las bondades de Dios.
Salmos 119:7 dice: “A medida que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo hacerlo”. Para Dios, es más importante “la acción de gracias” en obediencia que todos los sacrificios que podamos hacer. Obediencia a Su palabra: “…Te daré gracias viviendo como debo hacerlo”. ¿Y cómo debo vivir?, sería la pregunta al leer esto. La respuesta está en hacer la voluntad de Dios. ¿Y cuál es la voluntad de Dios? Nuestra santificación. 1 Tesalonicenses 4:3 dice: “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación…”, que nos apartemos de todo lo que nos aparta de Él. Arraigados y sobreedificados en Él, confirmados en la fe y rebosantes de acciones de gracias, que es como fueron enseñados en Colosenses 2:7.
¡Oremos!
“Señor, ¡gracias por Tu gracia! Ayúdanos a vivir con acciones de gracias cada día. Amén”.
Acerca de este Plan
Si te cuesta que la oración esté en tu agenda y en tu vida diaria, deseo con todo mi corazón y pido a Dios que, a través de este plan, puedas descubrir el poder que existe, NO meramente en la oración sino más bien el poder que hay en a QUIÉN oramos: Dios.
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Nos gustaría agradecer a es.jesus.net por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://es.jesus.net/