Jacobo, Simón y Judas

Al momento de entrar a la cancha, cada jugador se prepara para cumplir una función. Cada uno es de vital importancia para el funcionamiento del equipo. El grupo final está formado por los tres menos conocidos del equipo y, aunque la Biblia dice muy poco de ellos, podemos ver que Jesús los llamó y los entrenó.

Jacobo, hijo de Alfeo: Lo único que la Biblia dice de él es su nombre. Si alguna vez hizo algo que sobresaliera del grupo, no lo sabemos. Prácticamente todo lo que sabemos es que era hijo de Alfeo y de María, una fiel seguidora de Jesús, testigo ocular de la crucifixión y una de las mujeres que fue a ungir el cuerpo de Jesús a la tumba.

Es llamado «Jacobo el menor». La palabra griega para «menor» es mikros, que significa «pequeño». Podría ser una referencia a su característica física, a su juventud, o su personalidad. Cualquiera sea la razón Jesús lo seleccionó, lo entrenó, y lo envió como testigo. (Hebreos 11:33-38). Para Dios nadie pasa desapercibido.

Simón, el Zelote: Aparentemente, había sido militante del partido político conocido como los Zelotes. Para ellos solo Dios tenía el derecho de gobernar sobre los judíos y, por lo tanto, creían que estaban haciendo la obra de Dios al dar sus vidas y asesinar soldados romanos, líderes políticos y cualquier otro que se les opusiera.

Es probable que Simón y Judas Iscariote siguieran originalmente a Cristo por razones políticas. Pero en algún punto, Simón llegó a ser un seguidor genuino y fue transformado. Judas Iscariote, no creyó.

No se sabe que pasó con él, posiblemente fue asesinado. Este hombre, que una vez estuvo dispuesto a matar y a morir por defender una causa política, encontró una causa mayor por la cual dar su vida: la proclamación de la salvación a toda tribu, lengua y nación.

Judas hijo de Jacobo: Aunque su nombre significa «Jehová guía», por la traición del Iscariote el nombre Judas tiene una connotación negativa. Juan lo llama “Judas (no el Iscariote)”. Jerónimo se refiere a él como «Trinomio» el hombre con tres nombres. Probablemente Judas haya sido el nombre. Lebeo y Tadeo, sus sobrenombres.

En Juan 14:21-22 se registra la única vez que Judas habla. Su pregunta está llena de humildad. No podía creer que Jesús, el Salvador del mundo, se manifestara solo a un pequeño grupo y no al mundo entero.

Era un hombre que amaba al Señor y sentía el poder de la salvación en su vida. Estaba lleno de esperanza para el mundo, y en su corazón sensible, quería qué Jesús se diera a conocer a todos.

Jacobo, Simón y Judas. Tres hombres casi desconocidos que hicieron historia. Ellos son una prueba de cómo Dios usa a gente desconocida, común y corriente, como vos y como yo, en formas extraordinarias. Hoy Jesús te está llamando. Este es tu tiempo de salir a la cancha.

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