Felipe y Natanael

En este día conoceremos a dos amigos: Felipe y Natanael. Aunque a Felipe lo vemos por primera vez en Juan 1 siguiendo a Jesús sin reproches ni preguntas, no siempre sus decisiones y acciones fueron de esa manera. Felipe era un hombre puramente racional, un poco pesimista, que tiende a centrarse en los problemas antes de ver las posibles soluciones.

Al leer Juan 6:5-7 pienso que Jesús quería que Felipe pudiera tener una revelación mayor, y expandir su fe. Por eso lo prueba y le pregunta: “¿Cómo alimentamos a esta gente?”. Cuando la multitud comenzó a llegar, Felipe posiblemente ya estaba sacando cuentas “200 denarios de pan no bastarían".

¿Está mal analizar y preveer? No, incluso la Biblia nos dice que no comencemos algo sin sacar primero los costos (Lucas 14:28-32). Sin embargo, muchos de nosotros, al igual que Felipe, solo parecemos ver los costos y no damos lugar al “factor Dios”. Felipe había visto a Jesús hacer milagros previamente, caminó por años junto a Él. Aún así, lo vemos cuestionar hasta el poder y la identidad de Jesús mismo (Juan 14:1-11).

¿Cómo reaccionas ante situaciones que no entiendes o son inesperadas? ¿Dejas espacio para que Dios actúe, para que sea Dios o intentas controlarlo todo?

A simple vista podríamos pensar Felipe no es lo suficientemente espiritual, no parece creer en el Dios que tiene delante suyo. Felipe no parece apto para formar parte del equipo. Pero, Jesús lo eligió, y paso a paso fue transformando sus ansiedades, su necesidad de control, su duda en alguien que murió como mártir por la fe que tenía en su Señor y su obra.

Cuando Felipe comienza a seguir a Jesús, no duda en ir a buscar a su amigo Natanael. Natanael tenía una búsqueda espiritual, pero también tenía prejuicios como vemos en Juan 1:43-51.

El prejuicio es un juicio previo, una opinión preconcebida, generalmente negativa, hacia algo o alguien. Muchas veces incluso podemos tener prejuicios de Dios o de la iglesia por lo que hemos oído, visto o nos ha sucedido. ¿Puedes reconocer algunos prejuicios que tengas? ¿Y, qué sucede cuando te encuentras con alguien con prejuicios?

Jesús sabía que Natanael tenía un mal concepto de él. Sin embargo, cuando lo vio dijo: “He aquí un verdadero Israelita, en quien no hay engaño". Jesús habló bien de Natanael. La gente se siente mejor y da más de sí misma cuando se enfatiza en las cosas buenas que tiene, más que cuando se le señala las cosas malas.

La relación de Jesús y Natanael nos enseña el amor de un Dios que ve más allá de lo superficial, más allá de lo que otros (o, nosotros mismos) podamos ver a primera vista. Jesús le dice a Natanael: “Te vi debajo de la higuera". No solo te vi físicamente, vi tu corazón.

El Señor te dice: “Te vi esta semana. Vi tus lágrimas, escuché tus oraciones, sé lo que hay en tu corazón. Y vine para decirte que no estás solo, que creo en ti y que tengo planes para tu vida”.

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