Mateo y Tomás

Hemos visto la historia de Felipe y de Natanael. Hoy conoceremos a Mateo (Leví) y a Tomás. Los 4 tuvieron que derrotar, con la ayuda de Jesús, a sus adversarios internos, para ser jugadores que ganan campeonatos.

Dentro del equipo de Jesús, Mateo era el de peor fama. Los recaudadores eran odiados por su propio pueblo y vistos como traidores. ¿Por qué se dedicó a esto? Posiblemente por amor al dinero. Había que ser muy ambicioso para pagar el costo de ser odiado por su gente.

Un día vio a Jesús frente a su escritorio. En vez de rechazarle, Jesús le invitó a seguirle. “Y dejándolo todo le siguió". Tal vez, Mateo ya se había dado cuenta que el dinero no lo era todo (Lucas 5:27-28). Que Jesús tenga en su equipo a Mateo es una señal de inclusión. A cualquier dios se le puede ocurrir una idea para que la gente “buena” vaya al cielo, pero solo a nuestro Dios se le pudo ocurrir un plan para que la gente “mala” pueda llegar allí.

¿Cómo usó Dios sus habilidades y sus experiencias? Mateo le siguió, dejándolo todo… todo menos su pluma. Jesús puede transformar a una persona despreciada por muchos y egoísta en un miembro indispensable de su equipo, revalorizando sus habilidades y experiencias. Sin Mateo no tendríamos el Sermón del Monte completo y al menos 10 parábolas que sólo se registran en su Evangelio.

Dios te llama y quiere que formes parte de su equipo. ¿Cuáles son tus habilidades? ¿Qué experiencias de tu pasado han sido significativas? Las felices y aún las dolorosas.

Ahora quiero hablarte de Tomás, también conocido como «el incrédulo» o «el Gemelo» , una persona un poco negativa e insegura.

Veamos dos ejemplos en los que vemos su pesimismo:

1. Cuando Jesús decide ir a Jerusalén, aún sabiendo que era peligroso (Juan 11:16). Tomás ya se imagino que iban a morir, así que toma la palabra y dice «vamos también nosotros, para que muramos con Él».

2. Tal vez su hecho más conocido, donde vemos a un Jesús resucitado apareciéndose a Sus discípulos, Sus amigos. Sin embargo, Tomás no estaba en ese momento con ellos. “Los discípulos le dijeron: hemos visto al Señor”. Pero, Tomás responde: “Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” (Juan 20:19-28).

En algunas cosas parece ser negativo o dudoso como Felipe, o como nosotros muchas veces. Quizá lo que distingue a Tomás de los otros no es que su duda o miedo fuera mayor, sino que expresaba esos sentimientos. Aún así, también en estas situaciones Tomás demuestra que en medio de la duda y la negatividad está tan seguro de quién es Jesús que está dispuesto a seguirle a donde vaya…incluso hasta la muerte.

Si amas al Señor con pasión, Él te quiere dar la fe para que superes heroicamente a tus adversarios internos, y te transformes en la persona que Dios sueña que seas, para cumplir Su propósito en ti. Así que ánimo. Nunca olvides, ¡que eres uno de los bienaventurados que no vieron, pero creyeron!

Ver capítulo 6