Tu Bando Sí ImportaMuestra
Tu elección sí importa.
Aunque, como al Salmista, nos pueda parecer que el malo prospera, llegará ese momento en el que todo el mundo verá que la elección del bando correcto sí importa.
Viene un día de siega, de juicio, en el que los discípulos verdaderos del Maestro no tienen nada que temer –ni siquiera a sus imperfecciones, porque el sacrificio de Jesús es suficiente y completo para limpiarnos de toda maldad–. Quienes no se posicionaron bien, sin embargo, tienen otro veredicto bien distinto. No habrá para ellos la alegría de la salvación. El Juez justo pondrá orden en todo lo que andaba desordenado, “actuará”, como dice nuestro texto, y la herencia preciosa e incorruptible que corresponde a quienes escogieron al Rey de Reyes se hará plenamente efectiva, para el regocijo eterno de aquellos.
Todos venimos de partida en el bando equivocado. Nuestra naturaleza es la que es: caída. Da igual si caemos en una categoría u otra de pecado. Todos estamos bajo el gobierno de una forma de ser, ver, entender, sentir y actuar que no refleja la belleza de Dios, sino la naturaleza de quien se rebeló contra Él en primer lugar: Satanás mismo.
Cada cual reflejamos una imagen. El bando al que pertenecemos determina qué reflejamos y proyectamos hacia fuera. ¿Seremos simples, necios, burladores, ingenuos, tal vez personas que prefieren creerse su propio mundo paralelo, el que nos hemos construido y donde pensamos que gobernamos nosotros? ¿Estaremos tan ciegos como para no darnos cuenta de que, donde no gobierna Dios, quien lo hace es el tirano de este siglo, el enemigo de nuestras almas? ¿En qué escenario realmente somos nosotros quienes tenemos verdadera autonomía?
Lo más cercano que estaremos jamás a la libertad será en aquella con que Cristo nos hizo libres. Esa es la verdadera y no otra, pero resulta paradójica, porque implica ser convertidos primero en esclavos del Altísimo, llamados a servir a Aquel que nos sirvió primero dándose a Sí mismo por nosotros, lavándonos los pies, no aferrándose a ser igual a Dios, sino descendiendo para encontrarse con aquellos a quienes había escuchado en su clamor y dolor (Éxodo 3:8).
Llegará el momento que tememos, no nos quepa duda. La cuestión es en qué estado nos encuentre. ¿En el bando correcto? ¿Velando y orando tal y como se nos llama en el Evangelio, como el siervo que está esperando ansioso a que llegue ese Señor suyo que parece tardarse, pero que viene seguro?
Acerca de este Plan
Efectivamente, has leído bien: “bando”, porque hay dos, y no es lo mismo militar en uno que otro. Tema radical en que, incluso los cristianos, podemos pensar en algunos momentos que no hay tanta diferencia entre estar en uno u otro lugar. En este plan examinaremos todo esto a la luz de la Palabra para dar respuestas al relativismo que también nos alcanza en estos días.
More
Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.lidiamartin.com/