¿Por Qué No Avanzo?Muestra
El enemigo utiliza el desenfoque como un arma constante para limitar nuestro crecimiento en la fe y en la vida.
En muchas ocasiones, este mismo enemigo utiliza situaciones superficiales, que si las tomamos como ataques en nuestro diario vivir, y no estamos enfocados en la vida del Espíritu y la libertad que tenemos en Él, no la pasaremos muy bien.
No necesitas enfrentarte a la persona que te dañó, sino enfrentarte contra el espíritu que promovió esa acción. Estamos llamados a tratar a los demás con gracia y al mismo tiempo, vivir el grado de fe que se mueve en guerra espiritual, una fe violenta que cumple el propósito de Dios.
¿Nunca te sucedió que una discusión poco relevante derivó en una situación hiriente o hasta grave?
Personalmente, lo viví. Hasta que pude abrir los ojos a que el enemigo quería utilizar cada simple discusión, para sacarme del juego. ¡Pero no pienso darle al enemigo el placer! Y estoy convencido que vos tampoco lo vas a hacer.
Revisa cada aspecto de tu vida y abre los ojos a la realidad que el problema mayor no está en tu error o en las personas que te lastimaron. El mayor problema está en que hay planes (artimañas) para destruir tu propósito en Dios.
Pero para cada mentira, engaño, o maquinación del enemigo, está el Espíritu Santo que nos guía a toda verdad. Su palabra repleta de promesas que nos sostiene como viendo al invisible. Y el mismo poder que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, encuentra hogar en nosotros.
¡Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó!
En la práctica, ¿cómo nos enfrentamos a este enemigo silencioso pero dañino?
Tomando decisiones de fe. Decidiendo estar vestidos con la armadura que Dios nos entregó para la batalla de la vida.
Está en ti decidir si vas a enfrentar la vida armado o desarmado. La armadura de Dios está a tu alcance para utilizarla y no tienes permitido dejarla hasta que hayas terminado la guerra y finalizado la carrera.
Tus años de cristianismo no te hacen inmune a los problemas profundos que todos enfrentamos. Día a día, necesitas vestirte con Su armadura.
La lucha no es sólo contra enemigos humanos, ni nuestros errores o fallas, tenemos que luchar contra un enemigo que tiene muchísimas formas de engañar almas inestables. Nos ataca en los dolores más profundos de nuestro corazón y se esfuerza por borrar la imagen de Dios en nosotros.
Por la gracia de Dios, no te rindas. ¡Resiste con la armadura de Dios y el enemigo no va a tener más opción que aceptar su derrota!
Acerca de este Plan
3 días para enfocar tu corazón, alma, mente y fuerzas en lo más importante para avanzar en la vida y crecer conforme a la estatura de Cristo. ¡Hay un propósito eterno en cada uno de nosotros! Y esta lectura nos ayudará a avanzar hacia el mismo.
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