Peleamos JuntosMuestra

¿Cómo estás?

¿Cuántas veces nos encontramos atravesando momentos difíciles, de profundo dolor y angustia? Momentos que no podemos entender, porque la situación nos sorprendió, y nos cuesta encontrar la forma de recuperar el rumbo.

La paternidad, o transitar la adolescencia y sus miles de matices, la pérdida de un trabajo, dificultades económicas, o cuestiones que pensamos que teníamos “dominadas”, y finalmente se nos hacen más difíciles de lo pensado.

Quizás algún día dijimos: “Esto nunca me va a pasar a mí”. Y, sin embargo, ahí estamos, en medio de una lucha contra un pecado que no nos deja avanzar, una adicción, un engaño, enredados en nuestras propias frustraciones.

Lo cierto es que todos pasamos por dificultades, Dios nunca escondió ese detalle en Su Palabra. Por el contrario, Él prometió que juntamente con las dificultades, habría paz.

Pero, ¿cómo consigo paz cuando yo soy una bolsa de nervios, de angustia, un enredo de persona, apenas puedo orar, o siento que mi oración no alcanza?

Con ayuda. Sí, ayuda.

Dios tuvo la hermosa idea de la iglesia, una familia espiritual. Él lo pensó todo. Su Santo Espíritu en nosotros y una enorme familia espiritual con nosotros.

Ahora, ¡qué difícil es abrir el corazón! Ser sinceros, expresar con palabras lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que nos duele. Pedir ayuda. Vernos vulnerables.

Es que tenemos que doblegar nuestro orgullo, y eso no es fácil. Sin embargo, es sumamente necesario. Solo así podemos darle la oportunidad a alguien más de ayudarnos, de orar por nosotros, de acompañarnos.

Porque te aseguro que no estás solo, estamos juntos en esto.

¡Llamado a la acción!
El primer paso para resolver un problema, es identificar el problema.
Si nunca lo has hecho, te invito a tomar una libreta y apuntar aquella situación que te está quitando la paz. Escribirla y verla escrita, puede darte un panorama del problema real. Luego, piensa en alguna persona madura espiritualmente de tu entorno, para compartirle tus notas y pedirle que te ofrezca su punto de vista.
Una carga, llevada de a dos, pesa la mitad.