¿A dónde voy?Muestra

¿A dónde voy con mis decepciones?

Hay una gran resiliencia en la naturaleza humana. La gente sabe cómo tomar una paliza y seguir andando. Nos derriban y nos levantamos de nuevo. Todo entrenador atlético pasa mucho tiempo con la actitud de sus jugadores, empujando y empujando para que nunca se rindan, sin importar cuán abrumadoras sean las probabilidades.

Pero tenemos límites en cuanto a cuánto podemos tomar. Todos chocamos con algunas experiencias que se convierten en trituradoras de sueños. Después de tu cuarto novio explotador y egoísta, empiezas a dudar de que hayan hombres decentes en alguna parte. Tienes 40 años y te das cuenta de que nunca has sentido la verdadera aprobación de tu madre perfeccionista. Tu cónyuge deja de hacer las cosas maravillosas que te hicieron tomar el riesgo y casarte en primer lugar, y tu matrimonio se convierte en una aburrida marcha de resistencia.

¿Adónde vas cuando estás en un agujero emocional como ese? Pues a tu Padre, que te ama incondicionalmente y siempre está atento: “¿Por qué voy a inquietarme?¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!” (Salmo 42:5). No vas a experimentar el cielo hasta que llegues al cielo, pero el Dios que vive allí te da pequeños gustos e ideas de que tu mejor vida aún está por venir. Él piensa que eres hermosa y maravillosa y no puede esperar para disfrutarte en su Paraíso.

Mientras tanto, dale todas tus decepciones y sueños y luego espera su respuesta.