7 días de meditación y declaraciones para cada hijo de DiosMuestra

Un modelo masculino de amistad con Dios

Hace unos años, asistí a un programa de enriquecimiento matrimonial, un seminario en el que el exponente habló de algunas de las diferencias generales entre hombres y mujeres. Una en particular se llevó mi atención y puso mis pensamientos a galopar hacia una dirección inesperada.

Él dijo: "Las mujeres generalmente hacen crecer y mantienen la amistad hablando entre ellas, pero los hombres hacen crecer y mantienen la amistad haciendo cosas entre ellos". Yo nunca había escuchado eso, pero entre más lo reflexionaba, más se convencía de su verdad. Ciertamente fue claro para mi esposa y para mí, y para muchas de las personas que conocíamos.

Mi hermosa esposa gasta cantidades significativas de tiempo en el celular, mientras que yo evado las conversaciones de celular a todo costo. Cuando me veo obligado a conversar, lo mantengo lo más breve posible, pero ella frecuentemente programa cafés y almuerzos para conversar, para mantener sus relaciones clave nutridas y sanas. Mientras que mis amigos y yo tenemos más probabilidades de programar una salida de golf, de pesca, de ver un partido en la TV, o de hacer un viaje en conjunto a la tienda de mejoras del hogar. Sí, hablar invariablemente sucede mientras mis amigos y yo hacemos cosas. Pero el hablar es un orgánico subproducto del hacer.

Luego pensé acerca de cómo yo, y la mayoría de hombres, fueron pensados para tener una relación con Dios. Me dijeron que la relación con Dios significaba sentarse y hablar con Él. Compartir mis sentimientos. Y que estas conversaciones debían durar un largo tiempo.

¡Guau! Pensé. ¡Quizás, nosotros también le hemos dicho a los hombres que incluyan una taza de té de manzanilla y encaje de tapetes! Sentado ahí, en esa conferencia matrimonial, una pregunta me golpeó como un rayo. ¿Se le ha presentado a los hombres cristianos un modelo femenino para ser amigo de Dios?Lo sospecho.

Necesitamos explorar formas de tener una relación con Dios haciendo cosas con Él. Para estar seguros, algunas de esas "cosas" serán en tu lugar privado de oración. Pero ahí, puedes caminar con valentía hacia tu Padre y preguntar: "¿Qué quieres hacer hoy, Señor?" Y Él te responderá.

Juntos, ustedes dos podrían hacer batalla por tu familia. Entrégate, Él puede tomarte, por el Espíritu, a algún rincón lejano del mundo donde te asociarás con Él para avanzar en Sus planes y propósitos. Juntos arreglarán cosas. Explorar cosas. Pelear contra Sus enemigos.

Y hacer juntos, no tiene por qué terminar cuando dejas tu lugar de oración. Él está contigo todo el día, deseoso de asociarte contigo en todo lo que viene a ti. ¿No llamó Jesús al Espíritu Santo "El Ayudador"? Y sí, hablarás, pero esa conversación será un orgánico subproducto de hacer cosas juntos.

Declaración de Gracia: Padre, ¿qué quieres hacer hoy? Estoy listo para cualquier cosa. Tan solo estoy conmovido por el privilegio de conocerte, trabajar contigo... de haber sido traído hacia Ti para tener una amistad contigo. No puedo esperar a conocerte mejor mientras exploramos, reparamos, cazamos, pescamos, y vamos a la guerra... juntos.