Cuando Dios Usa Un MetepatasMuestra

Caminando sobre el agua

Esta es una de mis historias favoritas en la Biblia. Jesús acababa de alimentar a los 5.000 y la gente se les agolpaba. Los discípulos estaban felices y, a la vez, exhaustos. Jesús les manda a cruzar el lago, diciendo que enseguida les alcanzaba. Sin saber cómo acontecería eso, ellos obedecieron. Ya en el medio del lago, había un fuerte viento que soplaba a las olas. Ese escenario, siempre, es de mucha tensión, porque una mala maniobra puede producir que el barco se hunda.

A mí me encanta imaginarme las historias de Jesús porque las encuentro sumamente llamativas. Acompáñame con tu imaginación y trata de pensar esto. Los vientos contrarios, los discípulos tensos, sin el Maestro (que se había quedado en la orilla) y, de repente, ¡Pum!, una figura parecida a un fantasma en medio del lago. “Todos dieron voces de miedo” y estaban aterrorizados hasta que Jesús les dijo: “Tranquilos muchachos, soy yo”. Nadie le creyó, excepto Pedro, que replica de inmediato: “Maestro, si verdaderamente eres tú, manda a que yo vaya a ti sobre las aguas”. Me encanta la respuesta de Jesús: “Ven”. Yo me imagino que los discípulos dijeron: “Pedro, quédate, no estamos seguros” o “Pedro, te vas a hundir”. Pero Pedro venció el miedo y comenzó a caminar hacia el Maestro.

A Jesús le encanta usar a ese tipo de personas. A quienes le creen, a quienes tienen tanto amor por el Padre que van a seguir hasta el final, por más de lo que diga la gente, por más de lo que piensen los demás. Muchas de las decisiones que tomes por seguir a Cristo no van a ser aplaudidas. Incluso, tal vez, sean criticadas. Pero es ahí donde los que creen se quedan cuando los otros se van. La medida que quieras que Cristo te use va a ser determinada por tus acciones, no por tus palabras.

Pedro comenzó a caminar sobre el agua y, de repente, comenzó a mirar hacia los costados y se comenzó a hundir. Me encanta este principio. Muchos de nosotros ya comenzamos a caminar sobre las aguas y comenzamos a ser usados por Dios. Fuimos de testimonio y edificación, pero, de repente, comenzamos a escuchar lo que las personas dicen de nosotros y nos comenzamos a comparar, y es ahí donde comenzamos a caer. Tal vez no sea una caída pecaminosa, sino una caída espiritual.

Lo que hace el Maestro es hermoso. Le da la mano, porque Su gracia siempre nos va a sostener, igual en ese momento. No podemos utilizar el llamado para validar el amor del Padre hacia nosotros. Él ya nos ama, por eso nos cuida. Enseguida de eso, Jesús le dice a Pedro: “¿Por qué dudaste?”. La duda siempre va a ser enemigo de nuestro llamado; la duda de lo que nos va a pasar, de si va a funcionar, de qué va a pensar la gente de nosotros. Desde el momento que comenzamos a mirar para otros lados, la duda se apodera de nuestro llamado.

Todos piensan que esta historia fue triste para Pedro, pero, para mí, es todo lo contrario. ¡Pedro fue el único hombre en la historia en caminar en el agua después de Jesucristo! Nunca hubo uno antes, ni después. Es verdad, no fue perfecto, pero fue el único. En tu vida puedes ser de dos equipos: de los que miran y critican o de los que tal vez no hacen todo perfecto, pero intentan y alcanzan lo que otros sueñan hacer.

Dios te quiere usar, Él tiene un plan para tu vida, pero también es tiempo de caminar sobre el agua. Intenta, lucha, planea, que Dios va a estar de tu lado.

Es tiempo de caminar sobre el agua.