Jesús vale la penaEjemplo

La escoba de Jesús

No hace mucho, prediqué sobre el alto costo de seguir a Jesús. Negarte a ti mismo, poner a Dios primero y permitir que la Palabra determine cómo debes vivir puede hacerte cuestionar si quieres ser cristiano.

Por eso tomé un poco de cinta adhesiva y una escoba del armario de la iglesia. Envolví la cinta negra alrededor del extremo del palo de la escoba, puse el extremo con cinta en la palma de mi mano, fijé mis ojos en la cinta, e intenté equilibrar la escoba ahora vertical. Al cabo de dos segundos, se estrelló contra el suelo.

A continuación, sin embargo, repetí el experimento, pero fijé mis ojos no en la parte inferior de la escoba con cinta adhesiva, sino en la parte superior de la misma. Mismo yo, misma escoba, pero un enfoque diferente. . . y resultados muy diferentes. Equilibré fácilmente la escoba para que todos la vieran.

¿Qué quiero decir? Enfócate en todas las partes difíciles de seguir a Jesús: negarte a ti mismo, el arrepentimiento, y tu fe pronto se derrumbará. Pero enfócate en los regalos que sólo Jesús puede dar -vida eterna, salvación del pecado, un camino hacia el Padre- y tu fe perdurará.

Quizás es por eso que Hebreos dice: “Por tanto, hermanos y hermanas santos que participan del llamamiento celestial, pongan sus pensamientos en Jesús, a quien reconocemos como nuestro apóstol y sumo sacerdote” (3:1). Fijad vuestros pensamientos en el Jesús que fue enviado por el Padre (“nuestro Apóstol”) para ofrecerse a sí mismo como el sacrificio perfecto por nuestros pecados (“nuestro Sumo Sacerdote”). Ese enfoque te hará gritar: “¡Digno! ¡Jesús vale la pena!”

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