La Ventaja InjustaMuestra

«La vida no es justa.»

Durante años, no me gustó esta frase.

Creía que la decían los pesimistas que la usaban para excusar algo malo que habían hecho. Sin embargo, cuando pensamos en esta frase de tres palabras, vemos la verdad en ella. La vida no es justa. A la gente buena le pasan cosas malas. Cosas que no han pedido, y cosas que no se merecían. La vida no se preocupa por lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, la verdad y la ficción. Los humanos sí. Vemos el éxito a nuestro alrededor, pero nunca dentro de nosotros. Nos quejamos diciendo que no es justo. Culpamos a nuestras circunstancias. Culpamos a cualquiera y a cualquier cosa por nuestros problemas.

La realidad, sin embargo, es que la vida te va a poner a prueba.

Independientemente de tus antecedentes, independientemente de tus circunstancias, independientemente de quién seas, la vida te pondrá a prueba.

Pero en lugar de comparar tus fracasos con los de los demás, tienes que centrarte en ti mismo. Hay que perseverar a pesar de tus fracasos. La comparación no sirve de nada. Solo te roba tu felicidad hoy. Experimentamos un fracaso y nos desanimamos. Nos cuestionamos por qué ocurrió este fracaso, y no pensamos en la idea de que el fracaso nos preparará para el futuro.

Pero aprenderás más de un fracaso de lo que nunca aprenderás del éxito.

El fracaso nos enseña que no somos perfectos. Nos recuerda de nuestra humanidad. Nos recuerda dónde perdemos u omitimos pasos, cuándo nos hemos vuelto complacientes y cuándo nos hemos adelantado a nosotros mismos. El éxito no suele enseñarnos; simplemente nos proporciona una falsa sensación de seguridad.

Y creo que, por eso, Dios permite que fallemos.

No para desanimarnos de nuestras metas, sino que nos prepara mejor para alcanzar estas metas.

La Biblia dice que Dios nos ha puesto un camino ante de nosotros, pero no promete que este camino será pavimentado. No promete que no habrá ramas y raíces en el camino. El camino no es de menor resistencia sino de vueltas y pruebas, de defectos y fracasos.

Y últimamente, un camino de prosperidad espiritual.