Volviendo Al LugarMuestra

El Padre Amoroso

Llevamos 2 dias aprendiendo en nuestro espíritu que cuando el hombre pecó quedó destituido de la gloria de Dios. Es decir, según la RAE, fuimos expulsados de ese lugar que ocupábamos por parte de la autoridad competente, esto es ser destituidos. Y si bien podemos comprender a través de esto, que la expulsión del lugar de honra donde Dios nos había creado, en Su Presencia, fue involuntaria, y por eso el Padre anhela que entendamos el sacrificio de Jesús que nos abrió el camino para volver a ese lugar.

Sin embargo, hay personas que se “auto-destituyen” de este lugar. Porque cuando nacemos hijos (aceptamos a Jesús como Señor y Salvador) no necesitamos hacer algo para recuperar ese lugar, ya tenemos un lugar en la casa del Padre por ser hijos. Aun así el hijo, del que habla esta parábola en el Evangelio de Lucas, decidió salir de ese lugar, se auto-destituyó.

La parábola la conocemos, se ha predicado y enseñado innumerables veces y quisiera avanzar en ella hasta el momento cuando el hijo vuelve en sí y dice: "¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” ( Versículos 17 al 19 de Lucas capitulo 15). El hijo notó en ese momento que el lugar en el que estaba era peor que el de los sirvientes en la casa de su padre. Entonces, emprendió rumbo de vuelta a casa. ¿Cuál era el plan? Recuperar al menos el lugar de un sirviente en la que fue, según su pensamiento, su casa.

La sorpresa del hijo cuando estaba aun a metros de la casa fue grande, vio que su padre lo esperaba y salió corriendo a su encuentro. Cuando lo encontró, su hijo le “recitó” el discurso preparado y le pidió a su padre el lugar de un sirviente de la casa. Ahora la sorpresa crecería cuando el Padre le pone un anillo en su dedo, calzado en sus pies y una nueva vestimenta. Tan solo este acto está lleno de significado, resumiéndolo es el Padre diciéndole: "Tu lugar es de hijo, no de esclavo, y aunque te fuiste lejos, te equivocaste, mal gastaste tu herencia y hasta renunciaste a esa posición, ese lugar sigue ahí esperando que vuelvas, porque si una vez fuiste hijo siempre serás hijo".

Volver a ese lugar muchas veces tiene que ver con ese momento en donde pensaste: “Tengo que volver a la casa de mi padre”. Ese viaje de retorno con algo de vergüenza y buscando las excusas para justificar el comportamiento que tuvimos, comienza con un impulso del Espíritu para volver a casa.

Vuelve y notarás que ese lugar sigue ahí para ti, porque vuelvo y repito: UNA VEZ HIJO, SIEMPRE HIJO.