¿Quieres ser feliz? ¡Deja de compararte!Muestra
Transita tu proceso y disfruta del camino.
¿Te gusta viajar en ruta? Hace algunos meses me mudé al campo, pero todos los fines de semana vuelvo a la ciudad para ver a la familia y asistir a la iglesia. Tenemos 250 kilómetros para ir y 250 más para volver. Tal vez alguno piense que no es mucho, pero para mi pequeño país, ¡es muchísimo! Es tanto mi deseo por llegar al destino que se me hace larguísimo el viaje. ¡Deberíamos tener un helicóptero para “saltarnos el viaje”! Pero algo pasa cuando dejo de pensar en eso… cambia mi perspectiva del viaje. Al bajar la ventanilla y mirar hacia afuera, me doy cuenta cuántas cosas me estaba perdiendo: el clima agradable, el paisaje natural, la hermosa creación de Dios. Tal como puedes apreciar en esta foto:
Luego pienso en la bendición de tener los recursos para viajar tantos kilómetros cada semana, y le agradezco a Dios por esto. También me estaba perdiendo de tener conversaciones con mi esposo, algunas profundas y otras no tanto, de escuchar música juntos o de leer en voz alta un libro mientras él maneja. Me estaba perdiendo un montón de cosas… y no lo sabía.
Lo mismo pasa con nuestra vida. Estamos recorriendo un camino. Hoy lo sentimos largo, pero es más corto de lo que parece. Si en lo único que pensamos es en llegar al destino, ¡nos estaremos perdiendo el viaje! Por eso déjame decirte esto:
1. Disfruta del camino, sin perder de vista tu destino. El regalo de la vida es algo hermoso, y Dios quiere que disfrutemos de Su regalo, pero sin perder de vista el destino, que es ser cada vez más como Jesús. Pablo en Filipenses 3:12-14 dice: «No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús» (NTV). Tenemos un propósito de vida, queremos llegar a la meta, pero mientras recorremos ese camino, no dejemos que el afán por llegar nos impida disfrutar del viaje.
2. No desees recorrer el camino de otro. Los días anteriores hablamos de la comparación. Cada uno transita un camino diferente, y no puedes vivir deseando lo que el otro tiene.
3. Un camino con propósito. Debes vivir enfocado: Mira hacia atrás y valora cada logro obtenido, proponte metas reales y alcánzalas. Fija objetivos claros y trabaja intencional y activamente para lograrlos. «Sin embargo, no comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo?» (Lucas 14:28, NTV). Pregúntate: ¿Qué necesito para alcanzar mi objetivo? ¿Fijé un plazo? ¿Es accesible?
4. Sé agradecido. Si miramos a nuestro alrededor tendremos millones de motivos para agradecerle: la naturaleza, las personas que nos rodean (familia, amigos, compañeros, conocidos), el tiempo, la salud, las fuerzas, los logros alcanzados, las lecciones aprendidas, los obstáculos superados, y la lista sigue y sigue…
Cada uno tiene un camino distinto para recorrer, ya sea a la hora de formar una familia, crecer profesionalmente, estudiar una carrera, atravesar una enfermedad, superar una crisis, dejar un vicio o vencer una adicción. No te compares, esto es como querer copiar en un examen cuando hay distintas propuestas y las preguntas no son las mismas para todos los estudiantes. ¡No lo hagas porque te vas a equivocar! Con la vista en la meta, recorre tu camino y mientras dure, ¡disfruta de la vista! Sé agradecido con Dios, tienes mucho más de lo que necesitas. Para verlo solo debes bajar la ventanilla.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Cuántas veces, por buscar la aprobación de los demás, nos perdemos de ser nosotros mismos? No estamos conformes con lo que tenemos y somos, porque anhelamos lo que otro tiene y es. Hasta que no comiences a verte como Dios te ve, no podrás ser feliz. En estos días veremos por qué la comparación es un obstáculo para alcanzar la felicidad, y qué podemos hacer para no caer en ella.
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