¿Quieres ser feliz? ¡Deja de compararte!Muestra
Aparentando algo que no somos.
¿Por qué nos importa tanto la opinión de las personas? ¿Por qué hacemos cosas para ganar la aprobación de otros? Siempre me llamó la atención cómo algunas personas publican aspectos de su vida privada en las redes sociales: lo que comen, sus actividades diarias, su familia, sus trabajos y proyectos. Esto me llevó a pensar, ¿por qué nadie postea cuando pierde un examen? ¿Por qué nadie sube una foto cuando pelea con sus padres o su pareja? O, ¿por qué no sube una historia cuando lo despiden del trabajo? Es muy fácil mostrar nuestros “momentos felices”, ya que a todos nos encanta recibir aplausos, likes y comentarios positivos. Sin embargo, intentamos esconder nuestros fracasos, tristezas y desilusiones. ¿Por qué buscas aparentar ser perfecto ante los ojos de los demás? La verdad es que, eres quién eres solamente cuando nadie te está mirando. ¿Por qué insistes en mostrar una falsa versión de ti?
El Apóstol Pablo en Filipenses 2:3 nos dice: «No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes» (NTV). Muchas veces nos volvemos adictos a la aprobación. Esto es muy peligroso, porque comenzamos a vivir como los demás quieren, olvidándonos de vivir cómo Dios quiere. En otra ocasión Pablo explica: «Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu… Por lo tanto, amados hermanos, no están obligados a hacer lo que su naturaleza pecaminosa los incita a hacer; pues, si viven obedeciéndola, morirán; pero si mediante el poder del Espíritu hacen morir las acciones de la naturaleza pecaminosa, vivirán. Pues todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios» (Romanos 8:5, 12-14, NTV).
¡¿Cómo podemos seguir la corriente del mundo siendo Hijos de Dios?! Ya no somos esclavos de nuestra naturaleza pecaminosa. Desde que aceptamos a Jesús y decidimos vivir para Él, dejamos atrás todos los deseos del mundo, para seguir al Espíritu Santo y ser guiados por Él.
En una ocasión, una chica con la cual estaba hablando se abrió conmigo y me dijo: «Me odio. No me gusta nada de mí, y lo peor de todo, es que estoy destinada a convivir conmigo por el resto de mi vida». Cuando la miras de afuera, ves una chica linda, de buena familia, buena posición económica, títulos universitarios… pero una vez que te acercas y observas, sólo puedes ver tristeza y disconformidad.
Tal vez tú que estás leyendo esto te sientes así. No logras conformarte con tu aspecto físico, personalidad o logros alcanzados. Si es así, intenta hablarlo con alguien. No estás aquí por casualidad, tu vida tiene propósito. En lugar de aparentar algo que no eres y compararte, busca al Señor. El Salmo 37:4 dice: «Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón» (NTV). Disfruta de tu comunión con Él, pregúntale cuál es Su propósito para tu vida, permite que Él trabaje en ti, y si conviertes al Señor en tu prioridad #1, todo lo demás ya no importará. Ya no te fijarás en lo que otros piensen o digan sobre ti, solo querrás escuchar lo que Dios piensa y dice de ti. Eres tal cual eres porque Dios te creó así y te amó, tienes mucho valor para Él. Hoy te desafío a que te mires como Dios te ve. Si lo haces, ¡verás la diferencia!
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Cuántas veces, por buscar la aprobación de los demás, nos perdemos de ser nosotros mismos? No estamos conformes con lo que tenemos y somos, porque anhelamos lo que otro tiene y es. Hasta que no comiences a verte como Dios te ve, no podrás ser feliz. En estos días veremos por qué la comparación es un obstáculo para alcanzar la felicidad, y qué podemos hacer para no caer en ella.
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