Tus PensamientosMuestra

Espera lo mejor

Nuestra mente es muy dada a esperar lo peor. Si alguien que amamos se tarda en llegar, la mente se monta en bolines y llega a la conclusión de que probablemente algo malo ha sucedido. Si surge un dolor extraño, ya en nuestra mente tenemos el diagnóstico. Esto no es algo que queremos hacer, pero que hacemos. Lo importante es cómo vamos a responder a esta inclinación mental de visualizar un escenario negativo ante lo que no sabemos.

Los hombres a los que Moisés envió para ver la tierra que iban a conquistar por mandato de Dios, llegaron con un informe desesperanzador. Se vieron a sí mismos derrotados antes de ir a la conquista de la tierra. Pero dos de ellos, con una visión de triunfo, trataron de convencer al pueblo de que Dios estaba con ellos y de que saldrían victoriosos de la batalla.

Lamentablemente la visión negativa de los que pensaron lo peor ya había minado la mente del pueblo y se vieron a sí mismos derrotados antes de ir a conquistar la tierra que Dios les había prometido.

Creo que esta actitud pesimista, la que anticipa lo malo antes que lo bueno, no es la actitud que Dios quiere que sus hijos tengamos. No estoy hablando del pensamiento positivo ni de declarar o decretar cosas, en lo absoluto. Me estoy refiriendo a la confianza que nos da el saber que todo obra para bien de los que amamos al Señor.

Es guiar a nuestra mente con la luz de la Palabra para que nuestros pensamientos sean ordenados. En el Salmo 94:19 leemos, “En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.” Necesitamos que nuestra mente esté alineada con nuestra fe; el enemigo va a querer trastocar nuestra paz con pensamientos que nos turben, pero Dios quiere que Su paz sea permanente en nosotros.

La Palabra de Dios nos dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Is. 26:3. Cuando la imaginación divaga por los campos del futuro no podemos dejarla a sus anchas. Tenemos que hacer como el jinete le hace a su caballo cuando quiere guiarlo o detenerlo; usemos las bridas espirituales de la fe y descansemos en que tanto nuestro presente como nuestro futuro están en las manos de Dios.

Sigamos el consejo de su Palabra: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”Fil.4:8

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Agradecimiento especial a Jonathan E. Riddering por su colaboración en el arte gráfico de la presentación.