Tus PensamientosMuestra
Con Su mente
Como hemos visto, una de las aseveraciones más contundentes expresadas por el apóstol Pablo es que “nosotros tenemos la mente de Cristo.” 1 Cor. 2:16. Así que, partiendo de esta verdad, los creyentes en Cristo tenemos la perspectiva de la vida que procede de Dios. Por eso, es que se nos dice que no debemos andar como los que andan en la vanidad de su mente. (Ef. 4:17)
Ha ocurrido algo extraordinario en los que hemos recibido a Jesús como nuestro Salvador. Nuestra mente no está sola, a merced de nuestros pensamientos, hay alguien que ahora habita en nosotros y uno de los beneficios más valiosos que tenemos es que Él está acomodando nuestra mente a Su mente.
El Espíritu Santo de Dios nos va transformando de día en día en la medida que alzamos nuestras manos, levantamos la bandera blanca y nos rendimos a Él. Para que ocurra ese proceso de transformación, Pablo nos aconseja despojarnos del viejo hombre y que nos renovemos en el espíritu de nuestra mente.
Por tanto, dado que tenemos la mente de Cristo, es necesario que “en cuanto a nuestra pasada manera de vivir” y de pensar, tomemos acción para desechar lo que no honra a Dios y recibir lo que le glorifica.
Ahora, amados hermanos, mientras nuestra mente está en ese continuo proceso de renovación, nos encontramos ante el hecho de que hay pensamientos cascarrabias que quieren de todas maneras tener espacio en nuestra mente. Estos se creen dueños, se aglomeran unos con otros en su empeño de que quitemos nuestra mirada del Señor y perdamos nuestra confianza.
Las circunstancias adversas, los sinsabores de la vida, los disgustos, las frustraciones son terreno fértil para que multitud de pensamientos nos invadan y quieran ganar terreno en nuestras mentes. Es una realidad que vivimos todos, independientemente de que tengamos la mente de Cristo.
Lo buenos es que el Señor no está ajeno a nuestras luchas porque, recordemos, Él está en nosotros. Su amor nos recuerda que no estamos solos. Cuando Jesús resucitó y se apareció a sus discípulos, les dijo: “Paz a vosotros.” (Lc. 24:36b). Él sabía de sus angustias y sus dudas, les vio “espantados y atemorizados.”
Jesús no los recriminó, no se burló, no se alejó de ellos para dejarles en la misma condición que los encontró. Jesús les hizo una pregunta, que probablemente nos hace a nosotros cuando estamos en medio de la lucha de nuestra mente.
“¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?” Luego continuó diciéndoles: “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy.” Lc. 24:36-39
“Yo mismo soy.” ¡Qué palabras tan poderosas! Jesús es quien está en nosotros, es Él quien ordena nuestros pensamientos. El que puso en orden el mundo con Su sabiduría y Su poder, acomoda y organiza nuestra mente ajustándola a Su consejo divino. Jesús en nosotros erradica los pensamientos que no son Suyos y pone en orden nuestra mente. “Los pensamientos con el consejo se ordenan.” Prov. 20:18
Acerca de este Plan
Es indudable que uno de los campos con el que más tenemos que lidiar en esta vida es el campo de nuestra mente. ¿Qué nos dice la Palabra de Dios acerca de nuestros pensamientos? ¿Cómo podemos lidiar con ellos y salir victoriosos? Este plan nos llevará a la Palabra de Dios para reflexionar sobre las respuestas a estas importantes preguntas.
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