La gloria de Dios en el cielo.Muestra

El Señor quita tu culpa.

Por el Rev. Patrick Feldhus

¿Habrá un momento más incómodo que cuando dices una mala palabra frente a tu madre? Sientes que su mirada te atraviesa. Esta es sólo una pequeña fracción de tinieblas y oscuridad que merecemos por nuestra impureza de labios.

Piensa en la cantidad de palabras impuras que has hablado a lo largo de tu vida...esas cosas impuras que dijiste delante de tus padres, hermanos, enemigos, y amigos. Aun así esto no se compara con las impurezas que cruzaron por tu mente y que nunca llegaron a salir de tu boca. ¿No es sorprendente que el gran profeta Isaías llegó a gritar de terror cuando vio al Señor? Hasta él admitió que era un hombre de labios impuros y que vivía en medio de un pueblo de labios impuros, que por ello merecía tinieblas y oscuridad. Una vez que pronuncias una mala palabra, ya no puedes retirarla.

¿Qué clase de tinieblas y oscuridad estaban esperando a Isaías? En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar. Con ella me tocó los labios y me dijo: "Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada y tu pecado, perdonado” (Isaías 6:6-7).

El Señor de los Ejércitos decidió limpiar los labios impuros de Isaías. ¡El Señor de los Ejércitos perdonó a Isaías sin que él haga nada! Es así como nuestro Señor de los Ejércitos actúa; Él limpia y perdona. Sin embargo, al contrario de Isaías, el Señor lava nuestros labios impuros y perdona nuestras culpas al conectarnos con la muerte y resurrección de Su Hijo, Jesús. ¡Toda mancha de pecado y culpa ha sido quitada de ti y ha sido sustituida con la santidad del altar del mismo cielo! Así es como ahora te ve el Señor de los Ejércitos.

Oración: Amado Señor de los Ejercitos, gracias por lavarnos a través de las aguas del bautizo. ¡Calma nuestros corazones y danos gozo en el perdón que Jesús nos trae de su altar en el cielo! Oramos en el nombre de Jesús. Amén.