Ven, Señor Jesús VenMuestra

En los días de Noé

Lectura: Lucas 17:26–37

DEVOCIONAL: Lucas 17:26–27

“Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca y vino el diluvio y los destruyó a todos".

En el Texto

Cuando Noé terminó de construir el arca y las personas que lo rodeaban vieron a los animales entrar de dos en dos, sus vidas y corazones no cambiaron. Continuaron en su vida pecaminosa hasta el momento en que Dios cerró las puertas. La de Noé fue una generación de decadencia en lo moral y religioso. Estoy segura de que Noé debe haber estado desconsolado. No puedo imaginar las cosas que él y su familia habrán tenido que escuchar cuando llegó la inundación.

Como leemos en el pasaje de hoy, el regreso de Cristo será repentino y aterrador para los incrédulos. Al igual que en los días de Noé, las personas seguirán viviendo la vida con normalidad, sin darse cuenta de que su mundo está a punto de cambiar drásticamente. Se seguirán celebrando bodas, se seguirán planificando eventos para el próximo año y la gente seguirá comiendo, bebiendo y disfrutando de la vida, hasta el último minuto normal.

¿Cómo nos impacta hoy recordar cómo era el mundo en los días de Noé? Primero, debemos recordar que ahora es el momento de orar y trabajar. Ora por tus amigos y familiares no salvos porque cuando Cristo regrese, será demasiado tarde. Ahora es el momento de estar ocupadas haciendo el trabajo al que Dios nos ha llamado (Hechos 1:6–11) mientras esperamos con ansias el maravilloso cumplimiento de Su regreso prometido. No debemos ser como los fariseos que estaban más preocupados por los eventos futuros y perdieron las increíbles oportunidades que Jesús les estaba dando en el presente. Esperemos con anhelo el regreso de Cristo mientras, con diligencia, continuamos haciendo la obra que Él ha preparado para nosotras hoy.

Oración

Querido Señor, hoy hago una pausa y separo tiempo para orar por mis seres queridos que no te conocen. Por favor, Señor, abre sus corazones a Ti. Oro por la salvación de todos aquellos en mi vida que no han aceptado Tu regalo de salvación. Por favor, Señor, úsame en sus vidas para ayudarlos a poder encontrarte. Mi vida es Tuya, querido Jesús. Úsame poderosamente para ayudar a más personas a aceptarte como su Señor y Salvador mientras oro diariamente. Ven, Señor Jesús, ven. Amén.