New Mom: Corazón De BarroMuestra

Competencia

Probablemente desde antes de ser madre sabías exactamente qué tipo de madre querías ser o que tipo de madre no querías ser. Vamos armando un perfil de la madre ideal tomando como referencia lo que las madres a nuestro alrededor o en las redes hacen o dejan de hacer.

Nuestra meta inconsciente es superar lo que consideramos sus debilidades y mantener sus fortalezas. Al hacernos madres, tratamos de ajustar nuestra realidad a dichas expectativas y cuando no logran conciliar pues sentimos ingratitud por nuestro presente.

Presionamos a nuestro esposo para que aprenda a bañar y cambiar el bebé porque el esposo de nuestra amiga ya lo hace. Insistimos en tener tiempo de calidad para nosotras pues la chica de Instagram ya va al gimnasio. Nos exigimos llevar una rutina con nuestro bebé para ganarnos un WOW en nuestro grupo de apoyo. Entramos en una competencia sin darnos cuenta.

Emily Jensen en el libro Maternidad Redimida escribió: “No estamos en una competencia, estamos en una comunidad".

La maternidad que tiene como objetivo glorificar a Cristo, busca servir no imponerse. Recita constantemente Romanos 12:2-3: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado".

La maternidad no es un trofeo a exhibir o un manual de cómo hacer las cosas, el cual debemos promocionar en cada conversación que tengamos. Es el regalo que Dios pone en nuestras manos para servir y restaurar, mientras nos transforma más y más a Su semejanza (2 Corintios 3:18 NVI).

Cada vez que te veas tentada a compararte con otra madre para “superarla” o “minimizarte”, levanta oración a Dios, bendice a esa persona y confía en el poder de Dios obrando a través de ti.