New Mom: Corazón De BarroMuestra

Egocentrismo

Una de las cosas que más agradezco de la maternidad es como Dios la ha usado para confrontar mi corazón. Cuando corro a Él para refugiarme ante la ansiedad, el cansancio, la frustración, Él me recibe en Sus brazos de amor y me da consuelo mientras confronta mi corazón.

Cierta vez me molesté con mi esposo por llegar tarde a casa, en realidad estaba molesta porque él seguía una vida cuasi-normal, mientras yo estaba en casa con la bebé. Le expresé mi molestia, él asintió, se disculpó y de inmediato tomó acción. Para mi sorpresa, al recibir su disculpa mi corazón se sintió reprendido; no lo entendía, así que oré. Dios me hizo ver que mi molestia no era porque él no estaba en la casa, sino porque yo sí estaba. Yo quería tener la libertad que él tenía, pero que por la maternidad, en ese momento no podía tenerla. Me hizo ver mis deseos egoístas: Quería que mi esposo experimentará lo que yo estaba viviendo y exaltará mi sacrificio. Le pedí perdón a Dios y a mi esposo, por insistir que se hiciera mi voluntad sin pensar en las necesidades de mi esposo o la voluntad de Dios para él.

El egocentrismo surge cuando quitamos la mirada de la voluntad de Dios y la ponemos en nuestras necesidades o deseos. Debemos ser intencionales en vivir según Filipenses 2:3-4, considerando los intereses de los demás, no solo los nuestros. Al accionar, preguntémonos por qué hacemos o dejamos de hacer las cosas: ¿Para ser reconocida? ¿Para ser aprobada? O, ¿para servir? ¿Para ayudar a alguien que lo necesita?

Es necesario que nuestra actitud sea como la de Cristo, quien siendo Dios se hizo voluntariamente siervo.

Quizás estás pensando: “En la maternidad todas las tareas están diseñadas para que sirvamos a otros”. Pero, ¿es realmente así? Acaso, ¿en muchas ocasiones no hacemos las cosas para que se vea que tan buena madre somos, que tan atenta esposas somos? Cuidemos el basar buenas acciones en intenciones egocéntricas.

Recuerda que Dios cuida de ti en medio de la maternidad, tú le importas, Éll te ama. Haz tuya la promesa de Sofonías 3:17: “Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos".