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Ni ponerle ni quitarle

La Biblia es el mejor manual que podamos tener; en ella encontramos dirección para todas las áreas de nuestra vida. Si bien han pasado miles de años desde que se escribió, sigue siendo un material vigente debido a que como seres humanos seguimos teniendo las mismas necesidades básicas.

La alimentación es una de esas necesidades básicas en la que debemos considerar los principios que la rigen de modo que los alimentos sean una fuente de energía y fuerza, y no de enfermedades.

Desde hace algunos años, los nutriólogos y especialistas insisten en que los principios para poder vivir un vida sana son consumir alimentos naturales, mantener horarios de alimentación y beber abundante agua natural.

Pero estos principios de vida no son nuevos. Dios los entretejió en nosotros desde el inicio de nuestra existencia.

Hay nutrientes que si los añadimos en exceso a nuestra dieta serán dañinos y, de igual manera, hay otros que si los eliminamos nos traerán enfermedad y muerte. Un ejemplo de ellos puede ser el azúcar procesada. Si lo añadimos en grandes cantidades a nuestros alimentos puede producir diabetes, una enfermedad que podría llegar a ser mortal. Por otro lado, si eliminamos el agua no sobreviviremos más que algunos días.

Nuestra vida espiritual se puede comparar a nuestra alimentación. La Biblia es nuestro alimento espiritual diario, no debemos añadirle otras filosofías o nuestra propia opinión. Ni quitarle lo que no nos agrada o lo que se nos hace difícil. Debemos alimentarnos de ella constantemente manteniendo sus principios como Dios los ha establecido.

De igual forma, si dejamos de alimentarnos de la Biblia, podremos sobrevivir algún tiempo pensando que no pasa nada, pero nos enfermaremos espiritualmente y destinados a morir. La lectura diaria de la Biblia nos llevará a extraer de ella nutrimentos que, en su estado puro, son de gran beneficio. En cambio, cuando pensamos que podemos vivir a nuestra manera sin Dios, estamos siendo arrogantes y destinados a un final triste.

Pero si seguimos la ayuda y dirección de Dios, nuestra vida cumplirá Su propósito y nuestro caminar será con gozo sabiendo que quien nos creó está en control de todo.

Haz un compromiso de leer la Biblia todos los días. Puedes leerla por capítulos, por temas o por libros. Y cuando la leas pídele a Dios que te muestra qué puedes poner en práctica el día de hoy sin añadirle ni quitarle nada.