Cuando Perdemos La EsperanzaMuestra

Lamentarse no es quejarse y renegar. El lamento es un sentimiento humano que viene desde adentro de nuestro ser para expresar dolor, tristeza, pena, culpa, o vergüenza. Cuando nos sentimos sin esperanza hay un momento en el que nos lamentamos.

Jeremías es conocido popularmente como el profeta llorón, pero si hay alguien que tenía derecho a llorar y lamentarse era él. Dios lo había santificado y lo nombró profeta para las naciones, pero no era lo que Jeremías se imaginaba.

Cuando el pueblo de Israel abandonó a Dios y se reusó escuchar las profecías de Jeremías, eso hizo que él sufriera mucho e Israel terminaría en cautividad. Jeremías describe los sentimientos sobre su vida. Jeremías dice: "Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo. Me guio y me llevó en tinieblas, y no en luz "(Lamentaciones 3:1-2). Continúa diciendo después: "Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza. Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien. Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová" (Lamentaciones 3:16-18).

Dios le dijo: "Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, para librarte"(Jeremías 1:19). Aunque la ayuda no llegó pronto, él mismo describe de Dios: "Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto, esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad" (Lamentaciones 3:21-23).

Un paso hacia la esperanza puede comenzar con el lamento. El duelo por nuestras pérdidas es saludable. También es saludable mirar hacia atrás en nuestras vidas las formas en que Dios nos ha mostrado Su bondad y fidelidad. Nuestra esperanza en Dios es lo que nos da paz hacia el futuro. Quizás, Jeremías sabía que Dios lo había rescatado a Su manera y en Su propio tiempo.