Testimonio VerdaderoMuestra
"Testimonio Verdadero"
Normalmente cuando alguien testifica del rescate por el poder Salvador de Jesucristo y es adoptado como hijo de Dios por su gracia; el testimonio va dirigido a mostrar la transformación que hizo Jesús en esa persona, de dónde lo sacó, de qué lo liberó, haciendo alusión a aquella condición de sufrimiento, de desdicha y de perversidad del que fue rescatado; me explico mejor, normalmente escuchamos los testimonios de esta forma: "Jesús me liberó de la prostitución; yo era un delincuente, narcotraficante y asesino y el Señor me liberó de esa vida; el Señor me liberó de la depresión, el Señor me sacó de las calles, el Señor me liberó de la drogadicción, el Señor me liberó del homosexualismo, el Señor me sanó de cáncer, el Señor me sanó del abuso sexual, etc."
No estoy queriendo decir que esto no sea verdad; por supuesto, cuando tenemos un encuentro con Jesús, nuestra vida empieza a ser transformada y la vida que llevábamos desaparece para que vivamos conforme la nueva vida nos es ministrada por el Espíritu de Dios.
Sin embargo, el verdadero testimonio del poder salvador que Dios obró en nosotros a través de su Hijo Jesús, va más allá de la transformación que se empieza a ver reflejada en nosotros por gracia y por misericordia de Dios, como milagro o regalo añadido, producto del fruto de la salvación y de la justificación que recibimos por Jesús.
Jesucristo fue enviado por Dios para salvarnos, para reconciliarnos con el Padre debido a que el pecado nos destituyó de su presencia. Todos, independientemente de la vida de sufrimiento y desdicha que llevábamos por causa del pecado, no sólo nuestro, sino del pecado y la perversidad que otros en nuestra misma condición ejercían sobre nosotros, éramos despreciables a los ojos de Dios; ninguno de nosotros merecía su misericordia.
Él no envío a su Hijo Jesús a morir por nosotros porque nosotros sufríamos mucho o porque a nuestro parecer éramos peor que otros en la maldad que ejercíamos, todos estábamos en igualdad de condición delante del Padre, nada de lo que vivíamos nos dio merecimiento de su gracia; por el contrario, éramos totalmente indignos de su salvación, amor y bondad porque estábamos apartados de Él, por causa del pecado de la desobediencia que trajo consigo multitud de pecados.
Escrituras
Acerca de este Plan
Cuando Dios determinó enviar a su Hijo Jesús, para que muriera en un madero por causa de la salvación que por amor de su Nombre quiso entregarnos, lo hizo porque fue su plan, su beneplácito y no porque lo mereciéramos, de ninguna manera. El verdadero testimonio de la salvación cobra valor, en que aún siendo pecadores, Jesús dio su vida por nosotros y nos dio vida nueva por su resurrección.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo