Eligiendo a Dios en Lugar De Las Cosas Del MundoMuestra

Lectura: Génesis 26:34—28:9; Romanos 9:6–18

EOAO: Génesis 28:3–4

“Que el Dios Omnipotente te bendiga, te haga fructificar y te multiplique hasta llegar a ser multitud de pueblos; que te dé la bendición de Abrahán, y a tu descendencia contigo, para que heredes la tierra en que habitas, la que Dios dio a Abrahán”.

En el Texto

Aunque los mandamientos de Dios son claros y Sus bendiciones abundantes, a menudo creamos situaciones a través del engaño y la manipulación que destruyen nuestras relaciones. Las acciones de la familia de Jacob nos ofrecen una advertencia: independientemente de lo que creamos que merecemos, siempre es mejor confiar en la provisión de Dios que confiar en nuestros planes.

Dios fue claro en Su elección de bendecir a Jacob. Romanos 9 explica cómo Dios eligió bendecir a Jacob y no a Esaú, el primogénito de Isaac. En lugar de creer en la promesa de Dios y esperar que Él actuara, Jacob confió en sus planes y métodos para recibir la bendición. Engañó a su padre y a su hermano y destruyó efectivamente las relaciones familiares.

De hecho, Dios tenía un plan para bendecir a Jacob que no incluía un fracaso moral. Sin embargo, a pesar del pecado de Jacob, Dios lo bendijo. Dios permitió que Jacob obtuviera la bendición de esta manera. Aunque Dios más tarde disciplinaría a Jacob, le mostró misericordia al darle la bendición. Dios está obrando en todos los aspectos de nuestras vidas, incluso a través de nuestro pecado y desobediencia. Incluso en nuestra falta de confianza en Él, Él puede (y lo hace) cumplir Sus propósitos, pero podemos obtener angustia y dolor innecesarios cuando seguimos nuestro propio camino. Cuando Dios hace una promesa, ya tiene un plan para cumplirla.

Cuando Isaac envió a Jacob a Paddan Aram para encontrar una esposa, le recordó las promesas que Dios le hizo a Abraham. Dios convertiría a Jacob en una gran nación, le daría la tierra y permitiría que sus descendientes fueran una bendición para todas las personas de la tierra. Las promesas de Dios no habían sido frustradas por malas decisiones. Su promesa de pacto a la familia de Abraham continuaría. Aunque siempre hubo amenazas a la promesa, Dios siempre cumplió. Fue fiel a Abraham y fiel a Isaac. Continuaría siendo fiel a Jacob y sus descendientes en el futuro, cumpliendo el pacto que hizo con Abraham.

Aunque pequemos, Dios puede usarnos. Él puede convertir nuestros conflictos en bendiciones y traer paz a las relaciones rotas. Él puede redimir y obrar para bien a través de cualquier acto de pecado, sin importar cuán grave sea. Dios se asegura que seamos restauradas. Él se especializa en usar personas quebrantadas. La Biblia registra verazmente incluso los fracasos de los "héroes de la fe" para que podamos ver el carácter misericordioso de Dios. Él redime, restaura y reconstruye incluso los corazones, las relaciones, las comunidades y las naciones más destrozadas. Podemos confiar en Él.