Vivir renovado: En NavidadMuestra
Fe
Puede ser fácil quedar atrapado en el ajetreo de la temporada navideña y perder de vista el porqué estamos celebrando. Por mucho que queramos ser una luz para las personas que nos rodean, a veces es difícil manejar las presiones que recaen sobre nosotros en esta época del año. En lugar de seguir cargando con la ansiedad, el enojo y la ofensa, nuestra fe en Jesús puede ayudarnos a vivir de manera diferente esta temporada navideña.
En una carta a los Efesios, el Apóstol Pablo nos da una idea de cómo nuestra fe puede moldear nuestra perspectiva cuando nos anima a ponernos la armadura completa de Dios cada día. Enumera las piezas de la armadura: el cinturón de la verdad, la coraza de la justicia, el calzado del Evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Cada pieza tiene el propósito de recordarnos el poder y la protección que tenemos en Cristo.
Curiosamente, la única pieza de la armadura para la que Pablo da un contexto adicional es el escudo de la fe. Dice que tiene el poder de "apagar todas las flechas encendidas del maligno". Detente por un momento e imagina ese escenario. Las flechas encendidas vienen hacia ti y, con un movimiento de tu escudo, se vuelven completamente inofensivas. ¡Nuestra fe es un arma poderosa contra los planes de nuestro enemigo!
A veces, podemos confundirnos respecto a quién es el enemigo. Podríamos acusar al comprador que es grosero con nosotros, al jefe que nos despidió justo antes de Navidad o al familiar que nos critica constantemente. Pero las personas que nos rodean no son nuestros enemigos. Nuestro verdadero enemigo es el diablo, que merodea como un león rugiente buscando robar nuestra alegría, matar nuestra esperanza y destruir nuestra paz. Es una verdad aterradora que debemos tomar en serio, pero no tenemos que tener miedo. Nuestro Dios es más poderoso que cualquier cosa que pueda venir contra nosotros.
Aunque esta armadura es un regalo de Dios destinado a protegernos, tenemos que ser diligentes al ponérnosla. Puede ser tan simple como una oración diaria como la siguiente:
“Dios, reconozco que estoy en una batalla espiritual y confío en tu protección. Me pongo el cinturón de la verdad; ayúdame a escuchar y hablar solo la verdad. Me pongo la coraza de la justicia; protege mi corazón y ayúdame a estar dispuesto a ser guiado por ti. Me pongo el calzado del Evangelio de la paz; ayúdame a hablar de ti a los demás y a llevar la paz dondequiera que vaya. Me pongo el escudo de la fe; ayúdame a poner mi confianza en ti y a protegerme de los ataques del enemigo. Me pongo el yelmo de la salvación; guarda mi mente y ayúdame a pensar únicamente en las cosas buenas. Tomo la espada del Espíritu; ayúdame a recordar las Escrituras y a usarlas para defenderme a mí y a los demás. ¡Amén!”
En esta Navidad, estemos atentos para protegernos de los ataques del enemigo. Recuerda que tu lucha no es con la gente que te rodea. Enfócate en la verdad de que eres profundamente amado por Dios para que puedas desviar fácilmente cualquier ofensa que se te presente. Haz lo mejor que puedas para amar a la gente que te rodea, especialmente a aquellos que son groseros, porque nunca sabes por qué dolor secreto está pasando alguien. Ponerte la armadura completa de Dios cada día te ayudará con cada una de estas cosas.
Antes de ir de compras, ármate. Antes de entrar en una conversación difícil, ármate. Antes de ir a una reunión familiar, ármate. Antes de que te sientas deprimido, antes de que tu paciencia se agote, y antes de que respondas con ira, ármate. Podemos tener plena confianza en Su armadura y en el poder de nuestra fe. Cuando seamos fieles en buscar la fuerza de Dios, Él será fiel en protegernos.
Acerca de este Plan
Con todo el ajetreo de las fiestas, puede ser fácil perder de vista el porqué las celebramos. En este Plan de Adviento de cinco días, profundizaremos en las promesas cumplidas en el nacimiento de Jesús y la esperanza que tenemos para el futuro. Mientras aprendemos más sobre quién es Dios, descubriremos cómo vivir las fiestas con esperanza, fe, alegría y paz.
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