Cuando La Tormenta ArreciaEjemplo

Un giro inesperado

Uno de los personajes de la Biblia que vivió una tormenta muy dolorosa fue Job. Dice la palabra de Dios que era un hombre temeroso, apartado del mal y varón perfecto. Quizás te has estado preguntando por qué si haces las cosas bien, llevas una vida recta delante de Dios, la tormenta arrecia en tu vida. Aquí un buen ejemplo de que no importa cómo seamos, a veces Dios permite situaciones difíciles en nuestras vidas para probar nuestra fe y nuestra fidelidad a Él.

La vida de Job dio un giro inesperado. Sus criados, sus ovejas, sus pastores, sus hijos murieron y él sufrió de una sarna maligna que le cubrió todo su cuerpo. Su esposa no soportó todo lo que estaban viviendo y no lo apoyó, sus amigos lo cuestionaron. Llegó el momento que el mismo Job cuestionó a Dios ante lo que estaba viviendo, humanamente es doloroso pasar por la pérdida. Hace cuatro años perdí a mi mamá y hace un año partió mi papá, no puedo explicar con palabras la sensación que se siente el ser huérfana de padre y madre, no importa la edad que tengamos. Es un vacío que solo Dios puede llenar. Recientemente perdí dos amigas muy queridas de cáncer dos mujeres jóvenes, siervas de Dios y en mi mente humana no había una explicación.

No puedo imaginar el dolor que sentía Job ante todo lo que estaba viviendo. ¿Te podrías poner en sus zapatos por un momento? ¿Lo soportarías? Quizás no. Claro, no podemos comparar las tormentas de nuestra vida con las de los demás. Tus tormentas te duelen, te asfixian y te roban la paz y la fe. Somos humanos, tanto como los discípulos en la barca o como Job, en la aflicción las emociones afloran, nos arropan y nos hacen dudar de dónde está Dios en ese momento de nuestras vidas.

Nos sentimos solos y pensamos desfallecer. Quizás, como Job, maldecimos el día en que nacimos. Es fuerte, pero la desolación nos abate y es normal. Lo que no puede pasar es que nos quedemos en ese estado, necesitamos descubrir el aprendizaje en medio de la tormenta. Algo tenemos que aprender, pregúntate qué. Dios está ahí y obrará un milagro, pero antes quiere mostrarte algo en medio de Su soberanía. Una de las cosas que Job reconoció fue que Dios le había dado todo lo que tenía y que Dios tenía el poder para quitarle lo que le había dado. Otro aspecto que le permitió su tormenta fue intimar más con Dios, tuvo que reconocer que de oídas había escuchado de Dios, pero ahora sus ojos lo veían.

A veces tenemos que pasar tormentas en nuestras vidas para poder ver a Dios obrar y reconocerlo en nuestras vidas. En ocasiones, es la única forma en que nos acercamos a Él genuinamente. Al final, Dios le multiplicó a Job todo lo que había perdido, así mismo quiere hacer en tu vida. La tormenta puede arreciar, pero en la calma Dios te dará más de lo que imaginas.