Dios y la CienciaMuestra

¿Científico o espiritual?

Recibí un correo electrónico de una estudiante de química cristiana: "¿Cómo puedo creer en la creación y, no obstante, aprender la ciencia que contradice directamente esa creencia?". Se sentía atrapada entre dos comunidades: la científica y la espiritual. En su vida, algunas personas oraban, iban a la iglesia y creían en Dios, mientras que otras personas pasaban tiempo en laboratorios, registraban datos y probaban teorías. ¿Tenía que elegir entre las dos cosas?

¿Cómo encajan Dios y la ciencia? Quizás usted también haya sentido esa tensión. Tal vez sucedió en la clase de ciencias de la escuela secundaria. O al visitar un museo que explica un mundo sin Dios. O durante un especial de Netflix sobre nuestro universo. Innumerables cristianos se han preguntado si tienen que elegir entre un corazón creyente en Jesús y una cabeza amante de la ciencia.

Si bien aquí no puedo profundizar en todos los problemas, puedo decirles lo siguiente: "Los cielos proclaman la gloria de Dios; el firmamento revela la obra de sus manos" (Salmo 19:1). La Biblia no nos dice que cerremos los ojos a la evidencia y "simplemente creamos". Más bien, nos anima a que abramos los ojos y veamos la intrincada evidencia de un Dios glorioso.

¡No es de extrañar que a tantos científicos les guste Dios! En su estudio de los premios Nobel otorgados durante el siglo 20, Baruch Shalev encontró que el 73 por ciento de los ganadores de química, el 65 por ciento de los ganadores de física y el 62 por ciento de los ganadores de medicina eran cristianos.

¿Tiene que elegir entre ser científico o espiritual? No. Solo pregúntale al salmista ¡o a ese grupo de científicos que adoran a Jesús y reciben el Premio Nobel!